Desarraigo

Sobreviviendo al mundo, insatisfecho
por la vida en carrera, abrazadora,
trozos de hiel latente en su despecho,
trazumando ilusiones cada aurora.

Empinando tu bota, sin sonidos.
Imaginario viajero desangrado,
con vanas ilusiones te han mentido.
Pisando años, sin regreso, resignado.

Barba con pintas de colores claros
cubre con llantos de fina pureza
tu piel gastada, de mil horas secas.
Lejos de tus días de pobre belleza,
matices de historias te abruman constantes;
en calles de hierro, frío de consuelo,
morirás tus días siendo un emigrante.

Leonel Pérez Domínguez



El poeta

Escuchando el silencio
va formando
con perfecta armonía cada verso.
Navegando su mente
está flotando
quién sabe en que rincón
del universo.
Escribiendo en cenizas
la historia de los tiempos.
Promesas inconclusas
que borra el viento.
De profundos pesares,
de vidas truncas.
Llantos de madrugadas,
noches profundas.
Cascabel de cristal
pasas enmudecido.
No puedo contestarte:
estoy dormido.
Versos de noches tristes,
de lagunas profundas,
de vidas que se juntan,
de manos apretadas,
de almas desnudas.

Leonel Pérez Domínguez



Esculpiendo la vida

Noches de turbulencias quietas.
Transir de a poco cada hora.
Viajando en una pluma de águila rota,
en un vuelo al cénit, en cada aurora.

Tambaleantes sentidos sin reflejos,
de mañanas cansinas y sin alma.
Vi la vida a través del viejo espejo
y hallé a mi sombra dormida y en calma.

Comienzos y finales se entremezclan.
Lodo, espuma, agua y viento.
Piedra pulida de triste vida
tomarás cuerpo y serás tiempo.

Dejar partir las manos sin regreso,
protegiendo aquella pluma de águila rota.
La pavez de mi pecho la resguarda;
ya la noche doliente será otra.

Leonel Pérez Domínguez


Nostalgia

En la bóveda oscura de la noche profunda
con un ruido sordo de silencio nuestro,
casi sin respirar sentí el deseo
de tocar el olvido besando el viento.
Con silueta de espiga, ya madura en la vida,
que afirma con el viento su presencia,
transcurrieron los tiempos, sin espera,
dormitando la vida, sin darnos cuenta.
La amargura que fue, sin regreso,
de un encuentro doliente y taciturno
buscando aquel camino ya sin fuerzas
para alejarnos solos de este mundo.

Leonel Pérez Domínguez


Regreso a casa

Frío de piedra pulida por el tiempo,
olor a musgo penetrante.
Sentado en el umbral de aquella casa,
presencia adolescente itinerante.

Fuego en los cielos,
eternos silencios;
quietud interminable,
contar los muertos.

Caminos sin final, idas y vueltas,
llorando su regreso ya resignado;
memorias de una infancia
abandonada.

Gigantes y balbuciantes,
manzanos y naranjos,
tono verde y marrón
tejen su manto.

Se apagan los olores,
se duermen los recuerdos;
enmudece la vida,
todo es invierno.

Leonel Pérez Domínguez

























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