Gaviotas de tu mar

Hoy vine a nuestro mar a despedirte,
sin otra pretensión que tu recuerdo.
Devoran mil pasiones donde muerdo,
escaso de razones para herirte.

Mi vida ya no es vida al descubrirte
en brazos de la brisa en desacuerdo.
Me escapa la cordura en verso lerdo
y el mar sólo me invita a más sentirte.

No puedo renegar de lo pasado…
me miran a la cara las derrotas,
castigan con dolor lo ya olvidado.

Tan sólo me acompañan las gaviotas,
en seco resonar promesas rotas
y arenas con tu nombre dibujado.

Leonardo Rafael Sotelli


Réquiem para un tango

Cuando suena en la radio esa canción,
que juntos escuchábamos por horas
en notas musicales llevadoras,
regreso a esos momentos de pasión.

Escapo a la cordura y la razón
en alas de mil letras soñadoras,
de embrujo, miel y encanto portadoras
que embriagan el recuerdo de emoción.

En sábanas desnudas muerdo trazos,
ceñidos al perfume de una piel;
confusos dos latidos entre abrazos,

bailando la promesa de ser fiel.
El tiempo se encargó de hacer pedazos…
el paso de aquel tango de Gardel.

Leonardo Rafael Sotelli



"Sera un sueño
un ángel
un destello..."

Leonardo Rafael Sotelli



Te nombro

Te nombro en el silencio de las cosas que he dicho,
en la piel que te atrapa, en distantes murmullos,
en los ojos cansados de un instante perdido
y en la mano agrietada, donde a diario te busco.

Te nombro sin querer, te encuentro sin motivos.
En la caricia ausente, en la mirada aciaga
del despiadado olvido, en este mar de calma
donde en sombras te veo y en tinieblas yo vivo.

Te busco en la alborada del angosto camino,
en el tremor de un pecho que sucumbe al embrujo,
en la magia disuelta de un presente abatido
y el efímero numen, del adiós el conjuro.

Te nombro sin nombrarte y en callar te consigo,
en el canto postrero de una noche agobiada,
en el vuelo de sueños de la brisa temprana,
y en los labios sellados, que te dicen dormidos.

Leonardo Rafael Sotelli









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