La juventud

Así lúcida es, jovial, ruidosa,
abierta a las delicias de la vida,
inestable, cambiante, presumida,
pero siempre atrayente y olorosa.

Como el agua que corre presurosa,
corretea valiente y atrevida,
en su afán de admirar, envanecida,
de inconstante se torna peligrosa.

Como duna en la playa, como arena,
cual si fuera un puñado de rocío
en las aguas impuras se envenena.

Ella avanza impetuosa como un río,
que en la pendiente el vértigo enajena,
sin comprender si es lance o desafío.

Luis Roberto Barroso



Tormenta

Solloza el día en su grisáceo impuro
de viento y polvo, de teñido cielo;
funesta hora de ramas en el suelo,
y cerrazón que opaca el verde puro.

Muere la tarde en el ocaso duro,
en un sombrío y palpitante duelo,
que el ave esconde su agitado vuelo
y el cielo llora su paisaje oscuro.

Retumba el trueno y su gemir sonoro,
en un delirio de raudal violento,
con gotas gruesas se transforma en coro.

Entre el chubasco indómito y el viento
el agua azota la espiguilla de oro,
el bosque umbroso y el yuyal sediento.

Luis Roberto Barroso


Tu y yo

No te quiero perder ni tú perderme;
Yo te quiero tener y conservarte;
Tú me quieres guardar y yo cuidarte;
Tú, del tierno cariño, feliz verme.

Con tu dulce mirar quieres prenderme
y yo con el amor sutil atarte,
de todo cuanto das, yo quiero darte
que quiero a ti, con ello, parecerme.

Si tú me llamas, voy a ti corriendo;
si yo te nombro, rápido apareces;
Tú corazón y el mío siempre oyendo.

Te digo con unción cuánto mereces,
Si tú conmigo estás, te estoy diciendo
Que el alma, con tu afecto, me enterneces.

Luis Roberto Barroso









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