Tú, que pasas aquí...

Tú que pasas aquí, céfiro amante,
rizando fuentes y halagando flores,
a unas el alma hurtando en sus olores,
y a las otras frescor refrigerante.

Detén el vuelo y óyeme un instante,
que un mensaje tiernísimo de amores,
fiar quiero a tus alas, de rumores
henchidas siempre, en tu girar constante.

Hacia allá, cefirillo, por do helado
viene el Bóreas silbando un ser respira,
que es ¡cuál nadie lo fue! céfiro amante;

bien que adorando por dudar suspira;
pues bien: vuela hasta él y allá en son tierno
dile: «tuyo es su amor, tuyo y eterno».

Lutgarda Mirabal

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