A mis alegrías

No os busqué me buscasteis y en mi pecho
apenas un momento os detuvisteis,
porque encontrar sin duda lo debisteis
para vuestro valer, recinto estrecho.

El corazón en lágrimas desecho,
desde que el bien a conocer le disteis,
no llora el mal que con huir le hicisteis
llora el que al acercaros le habéis hecho.

Avezado al dolor de ciegos días
ignoraba el placer de horas serenas,
vinisteis y tan sólo por ser mías

mostrasteis condiciones tan ajenas,
que tuve al disfrutar mis alegrías,
en conocerlas mis mayores penas.

Joaquín Balmaseda

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