A Panamá

Desde lejos admiro, patria mía,
tu cielo azul; tu claro firmamento,
y de tus cristalinos ríos siento
y en los vírgenes bosques, el rumor;
miro tu noche bella, iluminada
por la pálida luz del astro hermoso,
y percibo el aroma caluroso
que te lleva el aroma de la flor.

Hermoso es en verdad el sol, de Chile,
y hermosas por demás son las chilenas.
Pero, ay! al recordar las panameñas
un gozo siente mi alma sin igual.
y al ver del mar las turbulentas olas,
y al huracán rugir con saña fiera,
recuerdo tu bahía placentera
y sus ondas escucho murmurar.

Quiera Dios que la suerte venturosa
te devuelva al hogar de mis amores,
donde lucen, hermanas de las flores,
bellas niñas de lánguido mirar.

Entonces tornará la dicha mía
y para siempre cesará mi llanto
porque en tus playas hallaré mi encanto,
que no hay dicha distante del hogar.

Jerónimo de la Ossa


Adiós

(A María Rosa P. De De La Ossa)

(Inédita)
Allá en la margen florida
Que baña el Rimac undoso,
Y al arrullo caprichoso
De su inquieto murmurar,
Botón de rosa temprana
Sus pétalos entreabría
Y los besos recibía
De la aurora al despertar.

Le entonaban dulces cantos
Las aves en la enramada
Y la brisa enamorada
La mecía con amor,
De la vida en los umbrales,
Como reina de las flores,
Soñaba tiernos amores
En su inocente candor.

Desde lejana ribera
Vino un céfiro amoroso,
Y arrebató presuroso
Entre sus pliegues la flor:
Y en otros nuevos pensiles
La rosa halló nuevo encanto,
Y encontró cariño santo,
Y escudo contra el dolor.

Pero a la flor le faltaba
El calor del patrio suelo,
Y el céfiro alzó su vuelo,
Y con él se fue la flor:
Y en el jardín solitario,
Que su ausencia oscurecía,
Una paloma gemía
Y lloraba un ruiseñor.

Jerónimo de la Ossa


Himno Nacional


Alcanzamos por fin la victoria
en el campo feliz de la unión;
con ardientes fulgores de gloria
se ilumina la nueva nación.

Es preciso cubrir con un velo
del pasado el calvario y la cruz;
y que adorne el azul de tu cielo
de concordia la espléndida luz.

El progreso acaricia tus lares,
al compás de sublime canción,
ves rugir a tus pies ambos mares
que dan rumbo a tu noble misión.

Alcanzamos por fin la victoria
en el campo feliz de la unión;
con ardientes fulgores de gloria
se ilumina la nueva nación.

En tu suelo cubierto de flores
a los besos del tibio terral,
terminaron guerreros fragores;
sólo reina el amor fraternal.

Adelante la pica y la pala,
al trabajo sin más dilación,
y seremos así prez y gala
de este mundo feraz de Colón.

Alcanzamos por fin la victoria
en el campo feliz de la unión;
con ardientes fulgores de gloria
se ilumina la nueva nación.

Jerónimo de la Ossa


La fuente del paraíso

De una colina en la gentil ladera,
al fin de una quebrada primorosa,
hay una oculta fuente misteriosa
bajo un bosque de crespa enredadera.

Feliz vive el amor en su ribera,
el genio del placer allí reposa
y en su linfa escondida y milagrosa
calma su sed la humanidad entera.

Desde su fondo de pulida grama
en vivida corriente inagotable
la ardiente savia de los goces mana.

Produce una embriaguez inexplicable.
Y aunque suele dar muerte su bebida
en ella está el principio de la vida.

Jerónimo de la Ossa


Siempre

¡Por qué te adoro mujer,
Por qué solo en ti reposa
Toda la existencia hermosa
Que es esencia de mi ser!

Eres mi dulce consuelo:
Tu amor es toda mi historia,
Y sola encarnas mi gloria
Como cielo de mi cielo!

Si pienso en el porvenir,
Mi pensamiento me advierte
Que no me importa la muerte
Si á tu lado he de morir!

Porque rompiendo los lazos
De la vida de improviso,
Conquistaré el paraíso
Al morirme entre tus brazos.

Jerónimo de la Ossa













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