Alza pues, oh Lima...

Alza pues, Oh Lima, tus murallas
de pálida neblina y humos idos:
que en un idioma afín de vagos ruidos
nos diga ahora el viento lo que callas.

(Trinos y lenguas, cantos inaudibles,
estridentes acordes manifiestos;
los rítmicos parámetros enhiestos
de primera soledad aborrecibles).

Porque eres, Ciudad, lo que no queda,
lo que no viaja, lo que no se mira
en ciego orbe que convulso gira.

(Sin girar, ciertamente, tu vereda
estrechísima e inerte, tu arboleda:
tu música girando de mentira).

Jorge Frisancho

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