“Aquel  que escribe en murga, toma las vivencias del pueblo, los aconteceres, los hechos notorios,  les da una forma estética,  adapta una música conocida que favorezca el entendimiento, y se los  devuelve al pueblo. A veces se te agradece por lo que das, pero no es más que la devolución de lo que el pueblo te prodiga. A la hora de escribir es importante saber de la retórica, gramática, simbolismos, juegos metafóricos, y todo lo que el mismo idioma te está ofreciendo. Cuanto más conocimientos se capitalicen, y más autores se lean, mejor calidad tendrá el producto final.”

José Alanís


“El Carnaval me dejó amigos, sueños, cárcel. Es parte de mi vida. Me dio muchos amores, noviazgos, eran hermosas las gurisas de los barrios que te veían pintado y querían abrazarte y tocarte. Me brindó enamoramientos múltiples, amistades. En cada murga, en cada tablado, en cada lugar, iba cosechando amistades que van a ser para toda mi vida. Carnaval es una escuela de amistades. A través de él vas granjeándote amistades que no se rompen nunca más. Pero lo mejor que me dejó fue la comunicación con tu pueblo, la respuesta que ese pueblo le fue dando a todo lo que vos pretendiste darle. Esa comunión con tu propia gente es de lo más hermoso que te puede prodigar carnaval. Estas entrevistas también son un legado del Carnaval para mí, porque fomentan la preservación de la memoria histórica de nuestra identidad, y eso es algo que el pueblo exige, y a lo que tiene derecho. Es muy bueno trasladar la verdad, historia y vida de un entrevistado, para luego continuar proyectándola a través de un afán periodístico.”

José Alanís



“Hay gente que todavía sigue pensando que la murga debe ser integrada exclusivamente por hombres. Seguramente esa gente no sabe, puesto que no se ha informado, que en el año 1940, una piba de 14 años dirigió a “Don Bochinche y Compañía”. En la década del 60, Pochola Silva, saca “Rumbo al Infierno”, la primera murga femenina, solo la batería estaba conformada por hombres. En 1975, la Flaca, Mary Da Cunha salió en Diablos Verdes. Ese mismo año en La Soberana salían dos mujeres, que no pudieron hacerlo porque la murga fue prohibida. En ese entonces ensayábamos en el Club Arbolito, medio tiempo con La Soberana, y medio tiempo con Núcleo Murga Femenino, una murga totalmente femenina a la que le escribía, y el Peladito Díaz arreglaba las voces. Por el hecho de que yo le escribía, fue prohibida al igual que La Soberana, y la despojaron de la posibilidad de salir en Carnaval. En algún momento los historiadores de aquí a un siglo, van a decir: “Y hubo una época aquí en Uruguay en la que la murga era solamente integrada por hombres, y lo van a contar como una rareza.”

José Alanís



“La murga que más me marcó fue sin dudas, Araca la Cana. Con Catusa (José María Silva) íbamos a la escuela juntos, y nuestras madres eran amigas en común. Él ni siquiera soñaba que alguna vez iba a estar al frente de “La Bruta”. Acostumbré visitar sus ensayos siendo un gurí, ya que salían desde mi barrio, Belvedere, y llegué a ser amigo de “Pianito” (Ricardo Castro), director de directores. En 1950, cuando tenía once años de edad, recuerdo que Araca cantaba como nunca, y me fui enamorando de esa murga. Una afinidad que me fue atando a este amor, era lo anarcoide de las concepciones de la murga, sobre todo teniendo en cuenta que mis primeras lecturas ideológicas fueron anarquistas.  Siempre destaco que cuando se reglamentó demasiado al carnaval en Montevideo, allá por los años 40, se comenzaron a otorgar premios en dinero, por lo que muchas murgas fueron dejando de lado el compromiso para con el pueblo, y ofrecían un espectáculo de pan y circo, de divertimento, para asegurarse puestos que les adjudicaran los premios. Pero Araca nunca perdió su identidad, cantándole a las formas opresoras de la época. Posteriormente, en 1964 logramos alquilar el título, y junto con Oscar de Agustini, sacamos a  Araca la Cana, y le devolvimos el sitial de privilegio que había perdido en esos años en el Concurso Oficial de Agrupaciones, ubicándola en el quinto lugar. Fue un sueño cumplido para nosotros.”

José Alanís


La murguéz del poeta

Poeta que busca directo a tus ojos
mujer que te quiero.

Por todas las calles de un barrio hacia otro
se muere Febrero...

Se rompe una esquina, naufraga la luna
desde una cornisa...

tras una persiana más que inoportuna
se esconde la risa...

Poeta que canta, la grapa de acero
no tiene templanzas.

En el empedrado respira Febrero
nuevas esperanzas...

José Alanís


“La Soberana es una novia hermosa, debe ser la más hermosa de las “mujeres” que he tenido en mi vida. Para ella escribí, y desde mi rol de poeta, recibía críticas de mis compañeros ideológicos y militantes, que me decían que escribía de una manera  frente a la cual el pueblo no lo iba a entender, y yo les contestaba que estaban subestimando el entendimiento de nuestro pueblo. Tanto es así que en el año 1972, entre líneas, porque nos censuraban todo opté por escribir:
“Hay vientos de tragedia que nos llegan, huracanados, grises, tempestuosos. Ah, oráculo fatal! El hombre brega por elevar el mundo quejumbroso. Ni antígona tendría tal destino, ni Edipo soportara tal tormento. La humanidad deambula en los caminos bajo un bosque de ayes y lamentos. Encadenando al hombre ruge el viento, que de nefasta altura se descarga, no obstante, el hombre sigue en movimiento, buscando en las estrellas, la más clara.”

José Milton Alanís Quintero, también conocido como «Pepe Alanís o Pepe Veneno»



Se me escapa de las manos la murguéz,
Casi libélula, cuasi mariposa, gorrión multiplicado
Se me escapa de las manos y se trastoca
Se convierte en despedida volátil, alada nostalgia que nos deja
Y no interesa que sea joven la murguéz
Ni veterana la murguéz
Basta que tenga alas libertarias, anhelos de volar
De andar sin dueños
De ser como ella misma, de elegir los colores y los tonos
Para pintarse el rostro en las mañanas
De ponerse un vestuario casi inédito
Inaugurando la cabriola única descubierta en lo ancho del pecho
Una redonda voz casi alarido, saliendo a recorrer los escenarios
Si un día se te escapa la murguéz no la busques, no salgas a la calle
Ella andará libre y fresca, renovándose
Aleteando nerviosa y fresca
Bajo el sol primaveral de los domingos

José Milton Alanís










No hay comentarios: