Confesiones de madrugada

Mira, mujer, si te quiero
Que aun satisfecho el deseo
En una noche de entregas
Y fundirse nuestros cuerpos
Hoy tu piel no me repugna
Pero deja que pase el hastío
Que sigue al hambre y la hartura
De toda tú en mis sentidos.

Mientras mi cuerpo bañado
Aun siga de tus humores
Mejor te quedas a un lado
Esperando los albores
De otra noche y sus ardores.

José D. Díez



Cuando muera
no quiero cascabeles
quiero calderos
Tampoco timbales
quiero cencerros.
Nada de incienso
ni flores de muerto.

Cuando muera
que todos se callen
lo que guardan dentro.
Que nadie le implore
si cierro los ojos
en ese momento.

Cuando muera
que sea bien muerto
todo y para siempre
No quiero el Reino que Dios
le reserva a sus muertos.

Que si no han de estar juntos
mi alma y mi cuerpo,
que muera por fuera
y que muera por dentro.

José D. Díez



La Sima que me espera
y en el horizonte el abismo que me espera
amante celosa que me vas pedir cuentas
porque no elegí antes tus simas
porque no me atrajo tu negrura
porque no tu infinito fondo de orgasmos
porque me fui con ella, con ellas
porque elegí una entrega sin contrapartida
porque agoté la ilusión y me quedé vacío
hoy sin alternativa, sin poder desandar desiertos
que me lleven a oasis pequeños y engañosos
ya no hay nada que me espera en este lado
una vida que se agotó en los sentidos finitos
de las sensaciones con arañazos masoquistas
que confundieron el placer con el dolor
a ti me dirijo con poca esperanza, soy sincero
si me equivoco, que sólo caiga por toda una eternidad
al menos ya no sufriré de contratiempos inesperados
sólo tendré sueños en insomnios eternos.

José D. Díez


Odio la poesía
de las dulces sutilezas
la del amor sublimado
la del propio dolor
Te invoco, poesía
al desgarro de la vida.
Háblame si puedes
de cosas ignoradas
por el común de las gentes:
de un niño apaleado,
de un perro abandonado
de un pájaro que no vuela
porque tiene un ala rota.
Háblame si puedes
de un sueño interrumpido
por una realidad.
Háblame poesía
de las cosas sencillas
que me pasan ignoradas
o cállate como una puta
que no reconoce su oficio.

José D. Díez


¿Será el principio formar parte de una estrella?

Siento  percibir de mí un perfil difuso
que me hace dudar que existo,
toco mi sombra y no la siento,
palmo mi cuerpo y estoy confuso,
si lo miro y no me miento,
no creo antes haberlo visto.
Quizá  estoy ya en el otro lado
formando parte de la materia oscura
ya sólo estoy esperanzado
en ser parte de una estrella
no me resigno a estar acabado.

José D. Díez






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