"Cuando ejerzo mi oficio de poeta a estas alturas de mi vida, no sé qué es la poesía, por qué ha sido tan perseverante en la historia de la humanidad y de paso en mi historia individual. Esta incertidumbre o desasosiego me aporta el impulso que necesito para escribir la primera palabra, la segunda, y así constatar que he sido y soy siendo un hombre que día y día está aprendiendo a escribir poesía, a deletrearla."

Óscar Oliva



“Después de todo, con lo que me quedo de mi trabajo poético es con su vocación de búsqueda, con la búsqueda de una vocación desde un oficio singular como el que ejerce los poetas perseverantes a los que pertenezco (…) Desde una situación histórica, desde la subjetividad de una época, desde la propia historia personal sin esperar nada.”

Óscar Oliva



El sufrimiento armado (2)

Frente a la tumba del comandante Marco Antonio Yon Sosa,
en Tuxtla Gutiérrez, escucho el crepúsculo
resquebrajándose.
Un conejo salta por entre los matorrales.
¿Cómo es su apariencia?
"Gris es su pelaje y es hermoso,
y largas son sus orejas."
¿Cómo se ven sus ojos?
"Es rojo el fuego de su mirada;
y anda como jorobado el conejo.”

Camina, camina; haz el camino de tu casa.

Un pájaro se queja como el crujido de un palo al romperse;
después el cementerio calla como escuchando algo.
Y de pronto un grito:... “¿Lo hallaste?” “¡No!”
     “¿Lo hallaste?” “¡No!”

Unos días antes habíamos cruzado el río,
con los platanales todavía plateados por la luna,
con el grito del coyotesolo y el perico melero
y el chiflido de la lechuza.

Alguien me arrastra, ¿no lo ves?
Mi mirada se carga de leña seca.
Dar muerte a los que se resisten a morir, era la consigna.

“Seguro es, amigos, seguro es, mas sin embargo
imploremos a los vientos, pues la fuerza
de los vientos es muy grande.”


Tierra y techo de Tuxtla.
Los muertos no pueden venir a la luz.
¿Dónde iré?
¿Dónde me detendré?

Y su muerte fue esto: fueron sumergidos;
vino la inundación, vino del cielo una abundante resina.
¿Qué digo? ¿Qué callaré?
No disfruto viendo la luz,
ni pisando con mi pie la tierra.

Suéltenme, suéltenme ya.
Acuéstenme, no me tengo de pie.
La noche resbala hacia mis ojos.
Enciendo un cigarro frente a la tumba de los guerrilleros.

(Veo la canoa, la veo, de dos remos,
y al canoero de los muertos,
con la mano en la pértiga.)

El comandante de la XXXI Zona Militar informó a los periodistas que no había encontrado el menor indicio de los guerrilleros guatemaltecos sobrevivientes del encuentro en el río Lacantún. “Creemos que algunos huyeron heridos, pues el combate fue breve, pero con automáticas M-1 y 7.62”, agregó el militar. “Los compañeros de Yon Sosa se arrojaron a las aguas del río para escapar de nuestros hombres y regresar a territorio guatemalteco. La corriente es muy fuerte. decir que murieron en una cosa hipotética.” informó finalmente.

Yon Sosa fue perforado por 8 balas de alto poder
que le destrozaron el cráneo, el corazón, los pulmones
y el hígado.
Enrique Cahueque Juárez y Fidel Raxcacoj Ximutul, fueron como él,
destrozados.

Adiós Yon Sosa. Delante de tu tumba no veo
el agua que corre como lavatorio de la puerta de los muertos.
Ningún caballo hay en esa puerta, y tampoco resuena
la mano armada de tu sufrimiento.
Salta el conejo en el matorral.
Las flores de candox brillan como la punta de mi
cigarro.
¿Cuánto tiempo ha transcurrido después de todo esto?

Camina, camina: haz el camino de tu casa.
Dejo el lápiz en mi mesa.
El humo del tabaco inunda mis pulmones.
Tuxtla ha desaparecido en el salto del conejo,
que ahora veo en la cara de la luna.
Desde mi ventana, en la ciudad de México,
escucho a la noche resquebrajándose.
El chiflido de la lechuza sigue clavado en mis oídos.
De mis cabellos se desprende un desconcertado viento,
que no encuentra sitio en este libro, ni en esta casa.
El pájaro lejano pronuncia la misma palabra triste,
                 la misma palabra triste.

      ¿Se escucha el tableteo de una ametralladora?

Óscar Oliva



“La poesía es conocimiento como la ciencia o la filosofía porque siempre está construyendo e interpretando la realidad.”

Óscar Oliva


Mientras tomo una taza de café...

Mientras tomo una taza de café repaso los poemas
que he escrito
¡Cuánta confusión! ¿Cuántas palabras perdidas!
¿Bajo qué impulso lancé mi pecho mis descomposturas
a la búsqueda de ese mar que no es claro ni habitable?
Si he dicho soledad árbol ocieno
fueron palabras imprecisas para extender mis brazos
para darle un vuelco al reloj y mostrar mi desnudez
y sus caminos
He tomado conciencia de mis obligaciones
y he querido dar a los hombres nada más un relámpago

Debajo de una imagen ahora me duermo
ahora la doblo ahora la subrayo

Mañana despertaré en un mundo nuevo

Óscar Oliva


No está en ninguna parte...

No está en nniguna parte
Cuando regresé de la oficina busqué su sombra
levanté el cuaderno
arrimé la silla a la mesa
y me puse a trazar su geometría
Tomé un vaso de agua y me sorprendió su dulzura
Busqué en mi traje en las gavetas de mi escritorio
Cansado sentí deseos de mujer pero no salí a la calle
Releí viejas cartas que me puse a atar lazos con mi saliva
a construir amores perdidos con mis cabellos
habitaciones y amigos que un día conocí en mi frente
Pero sentía su presencia como un acoso
su lujuria dentro de mi estómago
(Tal vez en el jardín desenterraba plantas y buscaba hormigas
para la poderosa baba de su lengua entumecida como escorpión)

Óscar Oliva



“Quiero que mi poesía esté marcada por la velocidad de los acontecimiento planetarios, que explore el conflicto entre razón y pasión tal como lo hizo Garcilaso de la Vega. Que sea una poesía abierta, que crezca desde las raíces milenarias del canto del mundo, una poesía que sea un proceso no un resultado.”

Óscar Oliva


“Toda aventura es un riesgo, conlleva a accidentes, errores y fracasos. Los hallazgos pueden ser los menos y quizá los menos importante en la aventura poética que comencé hace más de 60 años y en la que continúo ahora con la misma prisa.”

Óscar Oliva






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