Cuando tu boca dijo

Dos palabras y esta bella mañana
cambió tu ausencia por algarabías.
Y fue más luz la luz, tus horas mías,
y de tanto extrañar te hallé cercana.

Tan sólo dos palabras. Esperadas.
Sonando como un himno, como el canto
que nos dará la dicha tras el llanto
que habrá que derramar, pequeña amada.

Luna tras luna se acortará la espera
y espalda contra espalda se presiente,
que será la batalla venidera.

Tan sólo dos palabras, las que siente
tu corazón atado a mi quimera.
Te quiero. Eso dijiste. Simplemente.

Jorge Alfredo Gaillardou


Para esperar la vida

Tendremos que buscar cobijo y cielo
pues habita en tu vientre ya bendito
un duende imperceptible, pequeñito,
de nuestro corazón futuro vuelo.

El ya está aquí dándole sueño al mito.
Es todavía una leve presencia.
Es todo porvenir y su inocencia
nos augura algodón, llamada y grito.

El ya está aquí, mi sangre lo presiente,
oliéndose a si misma en el trabajo.
Está parado al fin de la pendiente

detrás de aquella puerta rota a tajo.
El ya está aquí, de nuestro amor simiente,
surgiendo de tu tierra, desde abajo.

Jorge Alfredo Gaillardou








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