El ruego

En un espeso bosque de cafetos
que el amor eligió para su gruta,
Lesbia se entró por ignorada ruta,
a contar a las hojas sus secretos.

Como aquel que en delirios siempre inquietos
lleva sus estrella al bien que no disfruta;
al bosque así con precaución astuta,
lleváronme mis pasos indiscretos.

Mi nombre al repetir su boca hermosa,
quiso libar el néctar bendecido,
y en púrpura tiñó su sien de rosa.

El bello bosque susurró un gemido
y Lesbia se volvió triste y llorosa...
Y el ruego del amor fue desoído.

José Gonzalo Roldán


Mi amor y la luna

Eres tú con tu mágico lucero,
con tu luz que jamás brilla importuna,
pura, apacible, misteriosa luna,
cándida imagen de mi amor primero.

Si eres tú la que vuelves lisonjero
sueño de cisne en límpida laguna,
la que vistes mi amor y mi fortuna,
la misma que brillastes en enero;

Dile a aquella beldad de acento blando
que piense en mí cuando suspire al verte,
que contigo y su amor estoy soñando,

que yo mismo no sé cuál es mi suerte,
que no sé si a la vida voy andando
o si voy caminando hacia la muerte.

José Gonzalo Roldán


Soñar y amar

Soñé que una selva silenciosa
junto a un lago risueño y transparente,
vi de mi Lesbia la serena frente
pura cual siempre y como siempre hermosa.

Soñé que con manera pudorosa
puso en un lazo azul jazmín luciente,
y al seño los unió tierno y latiente,
con trenzas de áurea seda primorosa.

Díjome «Adiós» y vuelvo a mi retiro.
En vano quise detener su brazo,
fue como el viento rápido su giro.

Y mi dulce ilusión cumplió su plazo...
Y el corazón llevóse en un suspiro
selva, lago, jazmín, trenzas y lazo.

José Gonzalo Roldán










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