“Fui al matadero (…). Colocaban en las sienes de los cerdos unas grandes pinzas metálicas que estaban conectadas a la corriente eléctrica (125 voltios) (…). Los cerdos quedaban inconscientes, agarrotados, y unos segundos más tarde se agitaban como consecuencia de las convulsiones, como sucedía con los perros que utilizábamos en nuestros experimentos (…). Sentí que podíamos aventurarnos a probarlo en personas.
Tan pronto como se introducía la corriente, el paciente reaccionaba con una sacudida, y los músculos de su cuerpo se agarrotaban; después quedaba tendido en la cama sin perder la conciencia (…). Se propuso que deberíamos dejar al paciente descansar durante un cierto tiempo y repetir el experimento al día siguiente. De repente, el paciente, que evidentemente había seguido nuestra conversación, dijo claramente y con solemnidad, sin las incoherencias que decía habitualmente: ‘¡Otra vez no! ¡Es mortal!’.”

Ugo Cerletti


"Fui al matadero para observar lo que llamaban «matanza eléctrica» y vi que fijaban grandes tenazas metálicas en las sienes de los cerdos, cuyos extremos estaban conectados a una corriente eléctrica de 125 voltios. En cuanto los cerdos tocaban las tenazas, caían inconscientes, se ponían rígidos y al cabo de unos segundos empezaban a convulsionarse como hacían nuestros perros cobayas. Durante este período de inconsciencia (coma epiléptico) el carnicero mataba y sangraba a los animales sin dificultad alguna."

Ugo Cerletti
Tomada del libro La doctrina del shock de Naomi Klein, página 43





"(La terapia electroconsulviva (TEC) puede) limpiar las mentes de los pacientes enfermos para que vuelvan a empezar de cero, imprimiéndoles una nueva personalidad."

Ugo Cerletti

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