Sembradores de poesías

Como la azada en el surco,
es el alma del poeta. 
Golpe tras golpe en la tierra
va clavando su piqueta.
Y allí deja su semilla
escondida entre las letras.
Cada surco es un poema,
cada libro una cosecha. 
Sembradores de poemas
por tertulias y tabernas.
Sus sueños son desgranados
alrededor de una mesa.
Los que les quieran oír
que perdone las torpezas. 
Que sembradas con azadas
golpe a golpe y franqueza.
Fue sembrando poesía
sin esperar recompensas.
Porque las cosas del alma
son el fruto de sus letras. 

María del Carmen Pacheco Sánchez

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