Sinforosa

Miran su padre y madre ya cansados,
sentarse en el umbral muy congojosos
no pudiendo huir, del miedo atados,
y por la edad antigua perezosos.
Los hijos de piedad alta inflamados,
por salvar a los dos van presurosos:
el uno en la cabeza alza a su padre,
el otro puso en hombros a su madre.

Dejad las ricas joyas avarientos,
la presa que hicisteis para el fuego,
¿No veis los juveniles pensamientos
contrarios de vuestro ánimo tan ciego?
¡Qué ricos! ¡Cuan dichosos! ¡qué contentos
salen por las hogueras los dos luego!...
el padre y madre solo es la riqueza
que robaron los dos con gran destreza.

Por medio de las llamas encendidas
dando el fuego señal de conservallos
iban por las pisadas conocidas,
el calor aun no osando maltratallos.
Porque los via dignos de mil vidas
vergüenza grande tuvo de dañallos:
o sublime piedad de alta ventura,
virtud para los hombres muy segura.

Juan de Mal Lara

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