Soneto interrumpido

“Para loar la vuestra fermosura
no bastan de un soneto las estanzas;
no he comenzado aún las alabanzas,
y di al primer cuarteto sepultura.

Bien quisiera ensalzar vuestra figura,
maguer buscara extrañas semejanzas;
mas ¡vive Dios! mis altas esperanzas
fenecen de un soneto en la estrechura.

Señora, perdonad mis digresiones,
y, ya que del rimar llegó la hora,
benigna oír aquesta fantasía:

“Dama gentil, deseo de infanzones,
por quien la sangre...” Perdonad, señora:
el soneto acabó. No es culpa mía.

José Calzada Carbo

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