Al río Torbes

¡La espuma de tu rostro fugitivo,
bello Torbes, dejástela en mis manos,
y con el vuelo de tus saltos vanos
coronas me tejiste y ramo altivo!

¡Oh, Torbes labrador! Margen furtivo
entre angélicos campos ciudadanos;
dulcífero galán que a los veranos
de dulzura te fuiste, pensativo…

Joven Torbes de alzada vestimenta;
voz de poder y magna cornamenta
que muge por los campos su fragancia.

¡Celeste guardador de la frescura,
doncel corriente, niño que perdura
de pie junto al cadáver de mi infancia!

Juan Beroes


Canción para sus límpidas verdades

¡Era verdad, amor: vagaba antaño
su silenciosa túnica de espigas,
y por sus ojos de trigal cerrado
me lloraba una voz, rauda de fuentes.
Era verdad, amor: de aquellas manos
que tuvieron floridos los instantes,
me llegaba la luz con el murmullo
de un céfiro del cielo entre dos aires!
Era verdad, amor: su cabellera
que brisas tuvo de jardín suspenso,
por las lunas del césped transitaba
como líquido viento de frescura.
Y era verdad su paso y verdadero,
por sobre el alba de la noche pura
su pie tan suyo, rizador de cielo!
Ciertamente cruzó por mis canciones,
dormida en el cristal de su pureza.
Otro tiempo la vi... La vi otro tiempo...
Era verdad, amor... ¡Ay, qué tristeza!

Juan Beroes


Por mirarte el rostro,
yo seguí tus pasos
Niña-Poesía.

Para abrir tus ojos,
te grité mis cantos
Joven-Poesía.

Vaivenes redondos;
¿son esos tus flancos
Hembra-Poesía?

Céfiros de polvo?
¿dónde tus harapos
Diosa-Poesía?

Pupila en asombros
¿cómo ver tu llanto
Santa-Poesía?

¡Ay, camino solo..!
¡Te he buscado tanto,
Madre-Poesía!

Juan Beroes


Pregúntale a ese mar

Pregúntale a ese mar donde solía
llorar mi corazón, si por su arena,
con dulce silbo de veloz sirena,
cruzó la virgen que me viera un día

contar los granos de la arena mía.
Y a esa virgen nocturna de serena
vestidura lunar, túrgida y llena,
pregúntale si el mar que la veía

despedirse llorando en mi memoria,
escribió por la arena aquella historia
con su pulso de espuma, triste y suave...

¡Tú también, corazón, ve a la ribera,
y con voz de esa brisa que te oyera,
pregúntaselo al mar, que el mar lo sabe!

Juan Beroes








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