Alma

Hablando a media voz, sin que nadie la entienda,
Alma, la dolorosa virgen, va por la senda.
Tiene los bucles rubios, las miradas azules,
y es casi una ilusión hecha de finos tules.
Blanca, toda irreal, en éxtasis divino,
va con los ojos muertos, fijos en el Destino ...
Un mal aristocrático su belleza extenúa ...
Se aleja como un símbolo por el viejo camino
donde cae en monótona vaguedad la garúa.
Un mal aristocrático su belleza extenúa.
Espiritualizada, femenina, exquisita,
con las miradas húmedas de emoción infinita,
Alma, la dolorosa, huella su triste vía
con temblores de nervios y sudor de agonía ...
La pobre tiene un gesto de perdón para todo.
Santificó su vida con celestes martirios;
y de este fango humano de miseria y de lodo
ella resurge intacta con su veste de lirios!
Alma sueña... Se aleja como una distraída,
haciendo un gesto irónico de cansancio a la vida.
Y en éxtasis supremo huella la triste vía
con temblores de nervios y sudor de agonía...

José María Egas


Amor

Deja que venga solo, deja que venga piano,
alegre, doloroso, como quiera venir...,
que arome de silencios tu corazón cristiano
y pueble de luceros tu noche de zafir.
¿Pero nunca te empeñes en forzar el arcano!
Amor es un tesoro que cae de la mano...
Es arpa de los cielos que la tendrás que oír.
Deja que venga solo... Que llegará en un día
de sorpresa inefable para mi corazón,
cuando traigas del valle de tu melancolía
humedad en los ojos y en los labios canción.
¡Pero nunca te empeñes con sutil porfía!
...Amor vendrá de suyo como un Avemaría
a tu madrugadora campiña de ilusión.

José María Egas


Bajo el otoño

El parque estaba húmedo, gris y convaleciente.
La tarde se hizo toda languidez femenina.
Y entre rosas de otoño, bajo la niebla fina,
iba por el sendero que enjoyaba el poniente. . .

Iba por un sendero de rosas. . . Lentamente
cubríala un ropaje de seda vespertina. . .
Y su elegancia regia de emperatriz latina
triunfó sobre mis mármoles de orfebre decadente!

Desde entonces prosigo mi viaje solitario
con los ojos abiertos sobre el devocionario
y el alma –con su niebla crepuscular– dormida.

Ella, como un recuerdo, sonámbula, se aleja...
Y una dulzura triste como de pena vieja
naufraga en los otoños celestes de mi vida...

José María Egas


Figulina

Pasas con chic de aristocracia suma
frívolamente sobre mis martirios.
Pareces hecha con blancor de espuma
o levedad finísima de lirios!

Una serena majestad reviste
tu vida espiritual que sufre y calla . . .
Resumes toda la elegancia triste
de una puesta de sol que se desmaya.

¡Mensaje blanco de las primaveras! . . .
¡Albura espiritual! ... ¡Oh! figulina
¡de ponerte a exhibir en las vidrieras! . . .

Porque eres grácil, impecable y fina;
al tocarte parece que tuvieras
fragilidad de porcelana china.

José María Egas


Invernal

Ingenuamente pones
en tu balcón florido
la nota más romántica
de esta tarde de lluvia.

Voy a hilar mi nostalgia
de sol que se ha dormido
en la seda fragante
de tu melena rubia.

Hay un libro de versos
en tus manos de luna,
en el libro un poema
que se deshoja en rosas.

Tiendes tu vista al cielo
y en tus ojos hay una
devoción infinita,
para mirar las cosas.

Tiembla en tus labios rojos
la emoción de un poema
yo cual viejo neurótico
seguiré con mi tema.

En esta tarde enferma
de cansancio y de lluvia
y siempre cuando mueran
crepúsculos de olvido
hilaré en mi nostalgia
del sol que se ha dormido
en la seda fragante
de tu melena rubia.

José María Egas


La hora mística
(Para J. Eduardo Molestina)

Hora en que deja el cautiverio
para cantar, el corazón... - Arturo Boria

Una adorable castidad de rosas
perfuma los crepúsculos en el mes de María.
El ángelus doliente sobre todas las cosas
pone un beso infinito de paz... Melancolía
que hace más buena la naturaleza
Tristeza
honda y semidormida
que flota en el paisaje diáfano de la vida! . . .

El sagrario
predispone a las santas devociones del rito.
Suena dolientemente la voz del campanario
y siento que me embriagan éxtasis de infinito ...
La tarde deja una bendición nazarena. . .
Y hasta la piedra dura quiere sentirse buena.
Yo, con mi alma, podría
perfumar la inocencia de los pies de María.

La oración
despierta y hace florecer la aurora
místicamente purificadora
de la Anunciación!


Líndica
(A una gitana)

Y se llamaba Líndica... Gitana
de ojos bandidos y de faz morena,
que, en el cortejo de su caravana,
pasó por los eriales de mi pena.

Me dijo frases truncas:... de la Muerte,
del Amor, de la Vida y del Arcano,
descifrando misterios de la suerte
en las líneas absurdas de mi mano...

Quise hablarle de amor. Y de repente
se estremeció su corazón de Oriente
con mi devota ingenuidad cristiana.

Y en ese instante, con unción secreta,
fundí mi raza blanca de poeta
con su raza maldita de gitana!

José María Egas



Ultravioleta

He llegado al más grave silencio religioso.
Despierto en un milagro fantástico de gemas. . .
Y el alma sigue urdiendo su telar misterioso
en el ritmo ideológico de las cosas supremas.

Escucharé mi dulce clavicordio sonoro.
Soy el príncipe rubio de un castillo lejano. . .
Mi vida, como esquife sonámbulo de oro,
se perderá en el ultravioleta de lo arcano.

Sé que la Esfinge de ojos hieráticos y graves
responderá a mi angustia con sus eternas claves.
Pero así tendré el vértigo supremo de la altura,

el placer exquisito de sentir que estoy solo;
y como un refinado sacerdote de Apolo
oficiaré en el viejo ritual de mi locura.

José María Egas










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