Ante el espejo

Tienes razón, el alma sobre todo;
pero detrás, el cuerpo insoslayable.
Por una vez perdona que te hable
de verdad, a mi gusto y a mi modo.

Estamos amasados con el lodo
mismo de Adán, parduzco y deleznable,
pero también, oh cándida inflamable,
cáustico y más con la avidez del yodo.

Ladra un perro de sangre por las venas.
Pide su pan y tensa las cadenas
y nos crispa el silencio con su aullido.

Démosle, pues, para que calle y coma,
y alcémonos después, cóndor, paloma,
mientras él queda a nuestros pies dormido.

José Luis Tejada


Dice la misteriosa adecuación entre su amada y su carencia

Eres tan grande como mi carencia,
tan imponente como mi agonía,
tan nada tuya como toda mía
y tan, como yo culpa, tú inocencia.

Se me ve a tu través, tu transparencia
le otorga resplandores a mi umbría.
Por llenarte de mí, quedas vacía
o plena cundes contra mi indigencia.

Cómo encajas en mí, cómo es mellizo
tu amor gigante de mi amor enano,
misterios son de gracia, que no azares.

Pregúntaselo al mismo Dios que hizo
tu pecho a la medida de mi mano
y tamaña mi sed como tus mares.

José Luis Tejada



Hoy somos sólo un pulpo de ocho miembros
que raramente un tajo divino escindiría.
Tú yaces en la paz y entre mis manos
yo esgrimo el vellocino sagrado de tu sexo
donde acaso el amor duerma en simiente
o se vislumbre un sol de eternidad.

Anda, encaja en tus pechos mi corazón antiguo,
vamos, que aún sobra espacio entre nosotros,
acóplate a tus vanos como a un viento calino
y agáchate, que va a pasar la muerte;
no nos llegue a rozar. 

José Luis Tejada
Consolación de la carne



Leyendo unas cartas viejas

El corazón aquí y aquí se estuvo...
Y aquí también... Y aquí. ¡Qué hartón de vida
tirada por los bordes desta herida
en qué otro corazón que me sostuvo!

Recuerdo arriba, adentro, me entro, subo,
leyendo, yendo en letra conocida
por un ayer que se me desolvida
hiriendo al desandar cuanto se anduvo.

Aquí se tuvo el querezón y pace,
cordial, cárdeno eral de sangre y yace
sobre, bajo este trebolar, defunto.

Una carta el vivir nunca acabada,
entinta, veniazul, desaforada...
que data y firma Dios y pone punto.

José Luis Tejada


Nanas

El árbol de mi sangre
tiene una rama
donde viene a posarse
la luz del alba.

Tengo un oso de pana
que come y bebe
y me moja la cama
de siete a nueve.
Todos los días
me despierta su cante
por alegrías.

José Luis Tejada Peluffo


Rapto

Una fragata en la ría
y yo con diez bucaneros,
amor, de piratería.
Llegar a tu puerto un día.
Robarte, y hacerte mía...
¡Levad anclas, compañeros!
Que suenan por la Caleta
voces de carabineros.
Y en el lomo de una duna
tu padre con la escopeta,
solo ya, frente a la luna.

José Luis Tejada


"Ven conmigo ahora y mira
esa burbuja cálida en el centro sin vetas de tu sombra
que flota en viento, tierra, lo mismo da, o en el agua, con una
rueda en el hueco de las manos."

José Luis Tejada








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