Ante una rosa

La vida tiene un fondo de amargura;
la muerte tiene un fondo de tristeza;
pero en la rosa, que tan poco dura,
hay una nota de inmortal belleza.

Se marchita una rosa, mas perdura
en otra rosa aroma y gentileza,
y así la vida en otra vida apura
ciclo que acaba mientras otro empieza.

Todo el tiempo lo vence y arruina;
todo lo quema su implacable llama;
muere la flor y la gigante encina...

Mas no te importe, amigo; tú, camina;
aquello que no sabes, adivina;
y, sobre todo, aunque te odien, ama.

José Pelluch Posadas


"Mientras le obceque todo lo material y por consiguiente los valores temporales, su existencia ira deteriorándose hasta culminar en una total autodestrucción. Solamente la espiritualidad es capaz de hacer del mundo un paraíso…"

José Pelluch Posadas



Pregón

Detén el paso, viajero,
para escuchar el pregón
que al poeta-pregonero
le dicta hoy el corazón.
Benilloba, insigne villa,
te tiende hoy su mano franca…

Agosto. La luna brilla
como una gran rosa blanca.
Un derroche de colores
son las Fiestas. Noche y día
se confunden. Los tamblores
retumban su algarabía.

Las filaes van pasando
aguerridas y marciales;
acaso rememorando
viejas glorias imperiales…

¿Y las mujeres? ¡Dios mío!
Una loca tentación,
bálsamo contra el hastío
y dulcísima emoción.

Ya se sabe: hombres, mujeres…
Todo es una misma cosa:
vida, dolores, placeres…¡La vida es tan misteriosa!

Detén el paso, viajero,
que está en Fiestas Benilloba,
y hablar contigo yo quiero.

La luna, redonda y boba,
nos está mirando seria.
Quiero decirte, tan sólo,
que este mundo es una feria
de vanidad y de dolor…

José Pelluch Posadas


Ya la muerte, Señor...

Ya la muerte, Señor, por fin se llega
a mi cansada humanidad doliente;
ya la siento llegar tétrica y ciega,
paralizar mis miembros y mi mente.

¿Todo habrá de cesar, o todavía
seguirá, muerto el cuerpo, el pensamiento?
¿El verso qué engendró la mente mía
será tan sólo fruto de un momento?

¡Oh el horror del vacío, de la Nada,
de no ser este mi “yo” que ha sido!
El alma estremecida atribulada,

piensa que pudo ser, y que no ha sido,
y a Dios dirige, ansiosa, la mirada
en demanda de paz, perdón y olvido.

José Pelluch Posadas






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