Aparte

(Mientras tu mano entre las flores hace,
rodrigando vergüenzas y claveles,
-Guaynabo en paz, campanas y vergeles-
y la novilla remolona pace

su malojillo manso, el gato yace
marchito sueño en el sillón. -Donceles
y doncellas. La plaza con sus mieles
de amor y abril su frenesí rehace.-

Y yo vivo este libro. Sueños caros
al corazón que él mismo rivaliza.
Versos que son heridas, que son aros

de brusco ardor y llama que desliza
su hirviente sinsabor hasta los raros
tenues del alma. Y quema. Y martiriza.)

Juan Antonio Corretjer Montes



Boricua en la luna

Juan Antonio Corretjer
Desde las ondas del mar
que son besos a su orilla,
una mujer de Aguadilla
vino a New York a cantar.
Pero no, solo a llorar
un largo llanto y morir.
De ese llanto yo nací
como la lluvia una fiera.
Y vivo en larga espera
de cobrar lo que perdí.

Por un cielo que se hacía
más feo más volaba
a Nueva York se acercaba
un peón de Las Marías.
Con la esperanza, decía,
de un largo día volver.
Pero antes me hizo nacer
y de tanto trabajar
se quedó sin regresar:
reventó en un taller.

De una lágrima soy hijo
y soy hijo del sudor
y fue mi abuelo el amor
único en mi regocijo
del recuerdo siempre fijo
en aquel cristal del llanto
como quimera en el canto
de un Puerto Rico de ensueño
y yo soy Puertorriqueño,
sin na, pero sin quebranto.

Y el “echón” que me desmienta
que se ande muy derecho
no sea en lo más estrecho
de un zaguán pague la afrenta.
Pues según alguien me cuenta:
dicen que la luna es una
sea del mar o sea montuna.
Y así le grito al villano:
yo sería borincano
aunque naciera en la luna.

Juan Antonio Corretjer Montes



Distancias

Cuando me dijo el corazón: —Afuera,
frente a la reja carcelaria espera
inútilmente verte tu Consuelo,
pensé...
eso que piensa aquel que la mirada
tiene hundida en la noche de la nada
y quiere ver el cielo.

Cuando la larga ausencia
llenó con su presencia
en inhóspitas playas extranjeras
un recuerdo de infancia
(esa extraña fragancia
que suave exhalan las nocturnas eras,
o aquel manso ruido
de la avecilla que abandona el nido,
bien de la hoja al árbol desprendida,
bien del viento en los sauces del camino
o del riachuelo el paso peregrino
entre la suave arena ennegrecida,

o ese fantasma del presentimiento
que nos llega en el viento
y nos hace mirar por la ventana,
cual si una alerta el corazón sintiera
y sintiendo pudiera
ver escrita en la noche la mañana).

Mi corazón solía
gozar la epifanía
de las cosas lejanas muy cercanas
beber su poesía
y no sufrir la fría
soledad de las cosas tan lejanas.

¡Suertes que juega el ágil rapacillo
al corazón sencillo
que sabe amar humilde y bravamente!
¡Nunca estaré yo preso
en enemigas manos, tan opreso
que no aspire mi pecho libremente,
e ilumine lo obscuro
y salte sobre el muro
y al campo de mi patria raudo vuele
adonde monte el potro la lomada
y en la flor rociada
el zumbador revuele!

Mas, he aquí la muralla,
la reja, la metralla
sin alma que vigila
entre tu espera inútil a la puerta
y mi rabia despierta
que hacia una fútil decisión oscila!
Nunca ocurriera al pensamiento antes
que las cosas distantes
habiendo estado otrora tan cercanas,
el dulce bien amado
tan cerca de mi lado
forzáranlo a distancias tan lejanas!
Cierto que a este presente
no remedia lo ausente,
dulce imaginación que el bien augura
y a la distancia aspira suave esencia.

No cura esta dolencia
“sino con tu presencia y tu figura”.
Estas distancias de ahora:
esa ametralladora,
el kaki sudoroso,
el fusil recostado
y hasta el sol recortado
y a ración como bálsamo precioso,
injurias son que al corazón invitan,
llaman y solicitan
hasta la irracional temperatura.
Pero a mi fe triunfante
sostiene lo que amante
tu persona a la puerta transfigura.
Y esto pienso esta noche en La Princesa:

La lucha nunca cesa.
La vida es lucha toda
por obtener la libertad ansiada.
Lo demás es la nada,
es superficie, es moda.

Patria es saber los ríos,
los valles, las montañas, los bohíos,
los pájaros, las plantas y las flores,
los caminos del monte y la llanura,
las aguas y los picos de la altura,
las sombras y los colores
con que pinta el oriente
y se despinta el occidente,
los sabores del agua y de la tierra,
los múltiples aromas,
las hierbas y las lomas

y en la noche que aterra
el trueno que retumba en la negrura,
penetrar la espesura,
ver como en un relámpago la senda,
y de un trago apurado
el soplo de huracán, entusiasmado
reconocer las bestias de la hacienda.

—La Patria es la hermosura
con que yergue su mágica escultura
la letra, el libro, el verso,
y, vestida de gloria,
verla cruzar la historia
hasta la plenitud del universo.

—Tomar su cardiograma
y ver cómo le inflama
la salud los rubores.
Besarle su bandera,
soñarle su quimera
y amarle sus amores.

—Pero en la dura prueba
cuando la Patria abreva
de nuestra propia vida en la corriente:
la Patria estremecida
que lleva por coraza nuestra vida;
esa Patria exigente
que impone su silencio o su palabra
y con sus manos labra,
en la sangrienta masa de dolores
a golpes de centella
la forma de una estrella,
un canto de fulgores,
cierto momento, un día
tras la muralla fría
de la prisión, un preso
meditará ese juego de distancia
entre su muda estancia
y el cercano embeleso
que le dice al corazón: —Afuera,
junto a la reja carcelaria espera
inútilmente verte tu Consuelo—.
Y siento como aquel que la mirada
tiene hundida en la noche de la nada
y quiere ver el cielo.

Juan Antonio Corretjer Montes




"El propósito del colonialismo es destruir la nacionalidad. La destrucción de la nacionalidad puertorriqueña es una necesidad para su definitiva victoria en Puerto Rico."

Juan Antonio Corretjer Montes


Guanín

Porque me pusiste al pecho
este guanín relumbrante,
he de andar, el hacha en mano,
y la muerte por delante.
Mano que unciste a mi cuello
el guanín del batallar:
con mi cemí, con mi flecha,
¡conmigo te enterrarán!

Juan Antonio Corretjer Montes



"La cultura es la conciencia de una sociedad, y es a la vez el conjunto de las formas de expresión de esa conciencia.”

Juan Antonio Corretjer Montes



"La independencia de Puerto Rico es para mí una verdad porque yo soy libre; los yanquis no son amos míos."

Juan Antonio Corretjer Montes


"Lo que mantiene a nuestra patria en las cadenas del coloniaje es la mejor arma del imperialismo: el reformismo criollo."

Juan Antonio Corretjer Montes


Mar Caribe

Desde mi verdinegra serranía
hoy vengo a ti, Caribe soñoliento,
ansioso que me bese el pensamiento
tu boca de limón y travesía.

Una aventura de piratería
corre la nube por tu barlovento,
y ya, a bandera desplegada, lento,
borra el sol tu poniente de sandía.

¡Oh, mundo azul de espuma y claridades.
Esa impávida estrella que ha nacido
de tu líquida frente y las edades

de ignorantes ayeres conocido,
Bayoán domador de tempestades,
no sabes de la muerte ni el olvido!

Juan Antonio Corretjer Montes


"No hay libertades sin amor a su pueblo, sin respeto a su pueblo y sin fe en su pueblo."

Juan Antonio Corretjer Montes



"Nuestra Revolución habrá triunfado sobre el enemigo extranjero tan pronto haya triunfado en la cabeza de los puertorriqueños."

Juan Antonio Corretjer Montes


Oubao-Moin

El río de Corozal, el de la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El Río Manatuabón tiene la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El rio Cibuco escribe su nombre con letra dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
Allí se inventó un criadero. Allí el quinto se pagaba.
La tierra era de oro. La tierra está ensangrentada.
En donde hundió la arboleda su raíz en tierra dorada,
allí las ramas chorrean sangre. La arboleda está ensangrentada.
Donde dobló la frente india, bien sea tierra, bien sea agua,
bajo el peso de la cadena, entre los hierros de la ergástula,
allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.
Donde el negro quebró sus hombros, bien sea tierra o sea agua,
y su cuerpo marcó el carimbo y abrió el látigo su espalda,
allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.
Donde el blanco pobre ha sufrido los horrores de la peonada,
bajo el machete del mayoral y la libreta de jornada
y el abuso del señorito, allí sea tierra o allí sea agua,
allí la tierra está maldita y corre el agua envenenada.

Gloria a esas manos aborígenes porque trabajaban.
Gloria a esas manos negras porque trabajaban.
Gloria a esas manos blancas porque trabajaban.
De entre esas manos indias, negras, blancas,
de entre esas manos nos salió la patria.
Gloria a las manos que la mina excavaran.
Gloria a las manos que el ganado cuidaran.
Gloria a las manos que el tabaco, que la caña y el café sembraran.
Gloria a las manos que los pastos talaran.
Gloria a las manos que los bosques clarearan.
Gloria a las manos que los ríos y los caños y los mares bogaran.
Gloria a las manos que los caminos trabajaran.
Gloria a las manos que las casas levantaran.
Gloria a las manos que las ruedas giraran.
Gloria a las manos que las carreteras y los coches llevaran.
Gloria a las manos que las mulas y caballos ensillaran y desensillaran.
Gloria a las manos que los hatos de cabras pastaran.
Gloria a las manos que cuidaron de las piaras.
Gloria a las manos que las gallinas, los pavos y los patos criaran.
Gloria a todas las manos de todos los hombres y mujeres que trabajaron.
Porque ellas la patria amasaran.
Y gloria a las manos, a todas las manos que hoy trabajan
porque ellas constuyen y saldrá de ellas la nueva patria liberada.
¡La patria de todas las manos que trabajan!
Para ellas y para su patria, ¡Alabanza!, ¡Alabanza!

Juan Antonio Corretjer Montes


Pictografía

Caía un sol todo Borinquen sobre
mi frente descubierta.

Yo me acerqué en silencio, conmovido,
hasta esa hipnósis que grabó una estrella,
no sé en que ardiente areyto de presagio,
para que esta mañana se leyera.

–Recoge tu Destino, Borincano,
en esta luz que se ha tornado pétrea.
Ni sol, ni lluvia; ni traición, ni nada,
podrá borrar lo que se ha escrito en piedra!–

Juan Antonio Corretjer Montes

















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