Ciudad del corazón

Las horas son aquí como las olas;
van royendo sordamente la piedra,
pudren las vigas de madera, lamen
sus mármoles, deshacen con sus dedos
de tiniebla las sedas, los encajes.

Es ésta una ciudad bajo la lluvia.

Sobre los frescos, dibuja el moho
jeroglíficos, un óxido azul
esponja las verandas y las rejas,
anida en la médula de los muebles,
envenena los goznes, las cancelas.

Es ésta una ciudad bajo la lluvia;

y es el triunfo del mar sobre el deseo
de los hombres, sobre su corazón
(oropel vacío roído por las horas),
sobre lo que aún no es del todo, aunque
la vida ponga allí todo su empeño.

José Ramón Trujillo


V

Estaba allí, dormida, en las pequeñas cosas,
en el tacto amargo de la luz sobre los ojos,
en la respiración sobrecogida del día
en el minuto oscuro anterior a la tormenta.

Estaba allí, agazapada, como esperando
algo, no sé, quizá un descuido, agazapada
en el grano de sal de las noches y en la cal
debajo de las uñas tras arañar el tedio.

¿Estaba allí? ¿O acaso fui a su encuentro? No sé.
Era una voz (como el amor) espléndida e inútil.
"Abandona tu casa", me dijo. ("¿Era una voz?")

Vino a buscarme y era (como el amor) inmerecida.

José Ramón Trujillo






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