El gran poema

Ese gran poema
que todo poeta sueña hacer,
se que está escondido
en un rincón de mi mente.
Y aunque rehusa
verterse en el papel,
vive latente;
torturandome con reflejos
de lo que promete ser.

Cuanto mi pluma ha escrito
hasta este momento,
ha sido sólo práctica
para ese gran suceso...
Quiero expresar
la pureza absoluta
en un verso
y lograr alcanzar
el sempiterno anhelo
de pintar un cuadro
que puedan ver los ciegos.

José Wan Díaz

Fórmula pa'l soneto borincano

Concediendo el respeto merecido
a los bardos ilustres del pasado,
hoy quiero enseñarle al poeta fino
como hacer un soneto borincano:

Olvide el verso apretado de ayer,
el conteo de las sílabas relaje,
y no deje que el acento lo agravie.
Prefiera belleza, sustancia y fluidez.

La rima asonante es preferible
y la lengua moderna obligatoria;
pero, por favor, no use verso libre.

De este modo, sin mucha ceremonia,
confecciona usted los catorce versos
con gran integridad y poco esfuerzo.

José Wan Díaz


Lo que no se olvida

El tiempo ladino
inexorablemente pasa
y la memoria falla.
Sólo rastros inciertos
de olvidados caminos
permanecen en el recuerdo.
Mas no olvido sus ojos yertos,
su boca callada, su cuerpo frío;
ni aquel sacerdote sombrío,
orando sus misterios
el día que allí la dejé....
ni lo mucho que lloré
aquella horrible tarde
en aquel cementerio.

José Wan Díaz



Neva en mi tierra


Neva en los montes de mi bella tierra.
La sensación de soledad constante
que el temporal al ámbito reparte
la tristeza que oprime mi alma aumenta.

Grandes copos de nieve revolean
por el inquieto aire: son nubes rotas,
o a lo mejor son pétalos de rosas
descendiendo del cielo cual marea.

Ráfagas azotándome en la cara
despiertan vestigiales remembranzas
de cosas que creía ya olvidadas.

Por mi mejilla baja un tibio chorro,
–un torrente de lágrimas amargas–
¡Ha tiempo no lloraba ... y ahora lloro!

José Wan Díaz


Noche eterna

Cual leproso
de antigua ciudad,
he quedado solo.
Hasta los recuerdos
de mi niñez
me han abandonado.
La otrora brillante
luz de mi sol
ya se está apagando
y todo se ha tornado
tan frío
como las cimas
de los polos.

¡Ah, vejez!
¡Virulenta plaga!
Con ojos ciegos
miras como
las caricias
de manos yertas
en mi cuerpo van dejando
fantasmales huellas. . . .
Y es que ya
la noche eterna
cruza el dintel de mi puerta.
¡Oh Dios!
¡Cuan pronto ha llegado!

José Wan Díaz


Poeta analfabeto

No tuve educación, mas soy poeta,
filósofo erudito y dizque loco.
A fin de cuentas soy de todo un poco:
¡Iluso ente de mente analfabeta!

Muchas veces proclamo ser asceta
y gran furia entre sátrapas provoco.
Si el tema de sapiencia extensa toco,
hasta el más culto vuela cual saeta.

Sé que mi mente de simpleza peca,
que de plebeyo yo seré convicto
y que siempre he de ser autor ignoto.

Todo esto mi sosiego en ira trueca.
Mas, a pesar de mi íntimo conflicto,
a mi modesto rango soy devoto.

José Wan Díaz



Tragedia

La perenne tragedia de la vida:
es lo pronto que muere la belleza.
Tan sólo es ilusion su fortaleza;
tersa piel cubre víscera podrida.

La hermosura termina carcomida
como mansión que pierde su fineza.
Sobre la bondad triunfa la vileza
y es la existencia vana y desabrida.

Oscurece el más claro amanecer;
la tierra más fértil se torna en fango;
y en anciana la más bella mujer.

Y no importa cuan sacro tu vivir
ni cual es la medida de tu rango,
en la cuna comienzas a morir.

José Wan Díaz





No hay comentarios: