El simio

El simio que habita en mí
reclama su identidad.
Hurga desesperado ante
la visión que lo aterroriza:
Ha perdido su pelo,
se le afinan sus dedos,
y sus ojos han perdido para siempre
la melancolía de lo eterno.
Los actos se han vuelto palabras,
y su voluntad, engaño.
Ni el monte es, ni la selva,
ni el árbol; ya no recuerda.
El simio que habita en mí
reclama su identidad:
no quiere más nombres,
no quiere más palabras.

José Santos

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