El zorzal

Con su pechera rosada
y su levita marrón;
con ese cuerpo robusto
y ese aire de gran señor,
nadie lo imaginaría
tan delicado cantor.

Juan Burghi



Insectos

"Verano, casi mediodía. Todo el oro que el sol sembró en la mañana, lo está cosechando en abejas... A ellas se ha mezclado un abejorro grueso, velludo y gangoso. Dijérase que un abad gordo y solemne entre monjitas, salmodiando con visible mal humor sus latines... Las alas cortas para tamaño cuerpo, dan la impresión de que lleva sobre sus hábitos afelpados una capita lustrosa que apenas alcanza los codos.

Sobre este mismo alfalfar encendido de abejas, anoche, las luciérnagas vertieron abundante rocío luminoso... Ahora, todo él se desmiga en pétalos áureos y níveos de mariposas.

Pasa un aguacil, cabeza abultada y cuerpo larguirucho, alas crujientes de mica delgada y quebradiza que resbalan sin agitarse. Viéndolo pasar, se supone que ha sido el modelo de la primera avioneta...

Un mamboretá, adherido a un tallo, mimetiza una espiga verde —lo mismo que podría mimetizar una seca. Mueve desgonzada su cabecita triangular de minuciosa talla: en lo alto, resaltan vivos los puntos de los ojos siempre atentos, y en lo bajo, la boca faunesca parece besar con devoción las manos que eleva orantes... Cual si armara una silla de viaje, despliega la falsa escuadra de sus grandes zancas dentadas, la vuelve a plegar y, con impulso, se lanza al espacio...

Llega un escarabajo que adopta la actitud de un torito empacado. En un alarde espectacular, se ha echado sobre las espaldas de azabache toda la lumbre del día y la ostenta muy ufano... Embiste una boñiga seca y, al moverla, infinidad de rubias y minúsculas hormiguitas huyen despavoridas. Parecen ir diciendo cosas tremendas del monstruo que las espantó, lo que no impide que si ese monstruo cayera, mal herido o muerto, se volvieran al punto y forrándolo todo con sus cuerpos, comenzaran a devorarlo hasta dejar sólo la coraza...

Una cigarra gira delirante su sierra sin fin, obstinada en aserrar ella sola una rama. El sol pasa por el transformador de su vientre y se vuelve sonoro, tal como el aire que pasa por los tubos de un órgano. Su estridor se prolonga ininterrumpido y llena el ámbito... Aguzo el corazón como un oído, para mejor recoger esa voz familiar y querida que me llega desde la infancia con el sabor de aquellos veranos campesinos, y la escucho emocionado... Que la voz de una cigarra puede darnos todo el verano, como la vibración de un caracol puede evocarnos todo el mar...

Mientras tanto, el sol sigue cosechando abejas..."

Juan Burghi
Zoología lírica


La Resurrección

Sin la Resurrección, ningún sentido
se hallaría a Su vida milagrosa,
a Su pasión y muerte ignominiosa,
ni en Su divinidad se habría creído.

Sin la Resurrección, habría sido 
tan sólo un condenado -poca cosa-;
uno más en la lista numerosa
de los falsos Mesías que han habido.

"Derribaré ese templo y, en tres días,
de nuevo lo alzaré..." Sus profecías 
se cumplieron; y ésta, el día mismo

fijado: que al tercero de Su muerte,
de ese templo sellábase la suerte,
y la del templo de hoy del Cristianismo.

Juan Burghi


 Letanía

     Eres, bajo el beso del sol que te inunda,
connubio perenne de hembra fecunda,
gestación perpetua de entraña fecunda
y parto continuo de madre fecunda,
             para nuestro bien.
La Forma, la Vida, todo en ti se encierra;
de ti procedemos, Santa Madre-Tierra...
en ti sustentamos, Santa Madre-Tierra... 
y a ti volveremos, Santa Madre-Tierra...
             para siempre. Amén...

Juan Burghi


Oración a la Tierra

   Santa Madre-Tierra; Santa Madre mía;
crisol milagroso, vaso de armonía
que alientas el ritmo de mi poesía:
        yo te bendigo cada día
              con extrema unción.
El hombre sencillo, la bestia inocente,
sobre ti se tienden amorosamente
como en un regazo, madre común, fuente
         de bondad, púdica y ardiente
                amante del Sol...
       
    Bajo el fecundante sol de mediodía,
tendido en un surco fresco todavía
yo sentí el latido de tu entrada pía,
        el ritmo, la augusta armonía
              de tu gestación.
Y viendo un endeble brote diminuto
o una flor que a poco va cuajando en fruto,
extasiado ante ese misterio absoluto
        mil veces te rendí el tributo
              de mi admiración.                          

    Por virtud del oro que el sol en ti vierte,
vibran confundidos en tu seno fuerte:
el caos, la armonía, lo vivo, lo inerte,
       el germen, la vida, la muerte,
               la inmortalidad...
En este mi libro, tú lo llenas todo,
madre nuestra, madre de distinto modo,
pues todo a ti afluye, de ti emana todo
        y hermanas la flor con el lodo,
               madre de verdad.

Juan Burghi



Renunciamiento

Si de nuestro dolor somos los dueños
nadie podrá impedir que yo destruya
mi corazón, para la dicha tuya,
y sacrifique los más caros sueños.

Si de lo nuestro es el dolor la esencia,
tanto más propio cuanto más profundo,
para que tú no sufras ni un segundo
yo he de sufrir por toda mi existencia,

Si el dolor que me hiere es solo mío,
puedo darlo a mi antojo y mi albedrío,
porque tú logres ser feliz, amada.

Que el verdadero amor es darlo todo
pro el amor en sí... y dar de modo
tan simple, cual sin no se diera nada.

Juan Burghi









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