"Hemos demandado cosas monstruosas de los alemanes, tratado a otras naciones con despiadada crueldad. Por eso los vencedores exigirán su completa venganza... No podemos dejarles que crean que somos cobardes. Todo el mundo tiene derecho a vivir. Nosotros no tenemos ese derecho—lo hemos perdido. Me hago responsable [...] Creí en Hitler y durante bastante tiempo en Joseph Goebbels... Supón que sigo viva, sería inmediatamente arrestada e interrogada sobre Joseph. Si digo la verdad tengo que revelar la clase de hombre que era—tengo que describir todo lo que ocurrió detrás de escena. Entonces cualquier persona respetable se alejaría de mí con disgusto. Sería igualmente imposible hacer lo opuesto—eso es defender lo que él ha hecho, justificarlo ante sus enemigos, hablar por él con verdadera convicción... Eso iría contra mi conciencia. Así que ya ves, Ello, sería completamente imposible para mí seguir viviendo. Nos llevaremos a los niños con nosotros, son demasiado buenos, demasiado hermosos para el mundo que se avecina. En los próximos días Joseph será recordado como uno de los más grandes criminales que Alemania haya creado. Sus hijos oirían decir eso a diario, la gente los atormentaría, despreciaría y humillaría. Tendrían que soportar la carga de sus pecados y la venganza los destrozaría... Todo eso ha ocurrido antes. Sabes cómo en ese momento te dije francamente lo que dijo el Führer en el Café Anast en Múnich cuando vio al pequeño chico judío, ¿recuerdas? Que le gustaría aplastarlo como un insecto en la pared... No podía creerlo y pensé que era solo un comentario provocador. Pero realmente lo hizo más tarde. Todo fue tan inexplicablemente horrible..."

Johanna Maria Magdalena «Magda» Goebbels, nacida Ritschel


"¡Mi amado hijo! Ya llevamos seis días en el Führerbunker—papá, tus seis hermanos pequeños y yo, para la seguridad de dar a nuestras vidas nacional socialistas el único fin honorable posible... Sabrás que me quedé aquí contra la voluntad de papá, y que incluso el pasado domingo el Führer quería ayudarme a salir. Conoces a tu madre—tenemos la misma sangre, para mí no había duda. Nuestra gloriosa idea está arruinada y con ella todo lo hermoso y maravilloso que he conocido en mi vida. El mundo que viene después del Führer y el nacional socialismo ya no vale la pena vivirlo y por lo tanto me llevo a los niños conmigo, porque son demasiado buenos para la vida que seguiría, y un Dios misericordioso me entenderá cuando les dé la salvación... Los niños son maravillosos... Nunca hay una palabra de reproche o llanto. Los impactos están sacudiendo el búnker. Los niños mayores arropan a los más jóvenes, su presencia es una bendición y hacen sonreír al Führer de vez en cuando. Que Dios me ayude a tener la fuerza para hacer lo último y más duro. Solo nos queda un objetivo: lealtad al Führer incluso en la muerte. Harald, mi querido hijo—quiero darte lo que aprendí en vida: ¡sé leal! Leal a ti mismo, leal a la gente y leal a tu país... Siéntete orgulloso de nosotros e intenta mantenernos en la memoria..."​

Magda Goebbels
Carta de despedida a su hijo Harald


"Un mundo sin nacional-socialismo, sin el Führer, no es futuro alguno para mis hijos."

Magda Göebbels
Mientras envenena a sus seis retoños


"Ya no escucha las voces de la razón. Aquellos que le dicen lo que quiere oír son los únicos a los que cree."

Magda Goebbels
Sobre Hitler








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