Me condenas

Vivo de tu cintura encadenado
retoño de la grama en tu llanura,
mitigando la sed en agua impura
en un lecho de fango abandonado.

Soy un reo en tus remos engrillado
remontando el navío en noche oscura,
dejando a contra viento mi amargura
en este negro cielo achubascado.

No concibe mi mente peor pena,
si destierro tu mano de mi mano
quedando el vacío que tu amor llena.

Alejando mis aguas de tu arena.
Sentenciado, el esfuerzo será vano.
¡Moriré, por tu beso que envenena!

Juan Carlos Cirigliano

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