Mi debilidad

Mi debilidad es tu silencio
que no expresa nada
y lo expresa todo.

Mi debilidad es tu mirada
que se regala indiferente,
pero que se regala.

Mi debilidad es tu risa
que me acompaña siempre:
aunque estés lejos.

Mi debilidad fueron las lágrimas
con que dijiste te quiero.

Mi debilidad es esperarte
esperarte siempre
aunque no vuelvas,
aunque no recuerdes
lo que yo recuerdo.

Mi tristeza es tenerte
porque no te tengo.

Mi debilidad es anhelarte,
anhelarte siempre
sin tener tu anhelo.

Mi debilidad es vestirme
de jacinto en flor
para entrar en tu cielo.

Mi esperanza es triste
porque tú no vuelves
y tu ausencia es causa
de mi desconsuelo.

Porque sólo vivo
para esperar tu beso,
porque solo muero
si no estoy en tu sueño,
porque de tu amor
sólo guardo
los buenos recuerdos.

Mi debilidad es buscarte
aunque tú te arranques,
aunque te escabullas,
aunque te marches.

Porque soy el ladrón
que desfallece
por hurtarte un beso,
o la caricia accidental
de tus dedos.

Porque soy el peregrino
que te busca siempre,
y para no morir desolado
con tu amor se miente.

Porque tú justificas
que viva y que ame,
porque tú me faltas...
aunque yo no te falte.

Mi debilidad es quererte
aunque no me quieras.
Aunque no me esperes
como yo te espero...
aunque no recuerdes...
lo que yo recuerdo.

Mi debilidad es dulce
aunque a veces hiere,
porque mi fortaleza...
es quererte.

José Miguel Torres Fuentes


Mujer no le des a nadie

Mujer no le des a nadie
el beso que ayer me dieras…
porque tú y yo somos dueños
de un amor y de una estrella
que encandila con luz propia
a la luna y las luciérnagas
cuando tu sangre y mi sangre
están juntas en la tierra.

Que no hay vida más aciaga
que la de quien no se entera
que amar es cosa sagrada,
cuando se ama de veras.

Y amar es cosa de dos,
para que sea una fiesta
de paz en el corazón
de los que hacemos pareja.

Y es que yo siento en el alma
cada vez que tú me besas
la dicha con que las dalias
reciben la primavera.

Por eso te llamo doña,
por eso, te llamo reina...
porque después de ti todas
son sólo abejas obreras
y van a ser para siempre
celosas dimorfotecas,
que jamás abren sus pétalos
en noches de primavera
para enamorar con labios,
encías, garganta, lengua,
el ágave de aquel hombre
al que por amor se entregan,

mostrándole al universo
cuál es esa diferencia
que hace tiritar los astros,
cuando está amando una hembra.

José Miguel Torres Fuentes


Tus orejas

Yo dormiría todo el invierno
como una marmota
en la coqueta gruta de tus orejas,
para componer
soñando con tus besos
una canción de amor,
que suene en tus oídos
toda la esquiva noche
y todo el ancho día.

Para que no olvides
ni un solo segundo
que te amo.
Para que no pueda
tu mente distraerse
de mi pasión que te reclama.

Amo todo,
todo lo que tu alma
y tu cuerpo encierran
pero curiosamente
con especial ternura
amo el cobre nacarado
y la cándida orfebrería
de tus orejas.

Pequeñas volutas
de elegancia jónica
apegadas al capitel
de tu hermosura,
silenciosos medallones
de luz de luna,
espirales recortadas
de una trayectoria
matinal de mariposa:

Yo no puedo penetrar
su sensualidad inmóvil
con la impetuosidad
desnuda de mi carne,
pero sí puedo besar
libando
sus pabellones gráciles
como si fueran
almejas de miel
en mi boca amante.

Yo te suplico, amor,
que me permitas
besar
su acústica vigilancia,
para que no olviden
mi aliento enamorado
agradeciendo su eficacia.

Yo debo agradecerles,
eternas centinelas del sonido,
su paciencia esperanzada,
su vigilia permanente,
registrando algarabías,
cantos, voces, rezos,
buscando en la caterva
de noticias, melodías y frases
de hueca trascendencia,
el topacio de una voz,
un acento, unas palabras:
la promesa que tu corazón esperaba.

Fueron tus orejas las primeras
que advirtieron mi llegada.
Porque al principio
sólo fui una voz,
una diadema de sílabas
que con palabras de amor
coronaba tu semblante de reina.
Ellas reconocieron de inmediato
la estela de mi voz amante
que entraba en los fiordos de tu oído
para anclar
su viril mensaje de ternura.

Los tímpanos quedaron quietos:
fue un instante estelar;
luego bailaron
y con ellos bailaron martillos,
yunques y estribos;
entonces, tu corazón
palpitó estremecido
y aceleró tu sangre río abajo,
hasta un mar apasionado.

La señal era inequívoca:
yo era el esperado,
el elegido,
el cateto que faltaba
para cerrar
el ángulo recto
de un gran amor. 

José Miguel Torres Fuentes


Un amor así

Tantos huesos han chocado vacíos
y tantos huesos chocarán de nuevo,
disgregándose en la tierra tan fríos
por no haber conocido el amor pleno.

Pero yo sé, amada, que los míos
en la ultratumba buscarán tus huesos
con la misma pasión y el mismo brío
con que en la vida yo busqué tus besos.

Porque un amor así siempre está vivo
no puede ni la muerte contenerlo,
porque un amor así vence el destino
efímero del hombre pasajero.

Será un escaramujo en el estío
aromando de pétalos el viento,
o será un magnolio blanco florido
anunciando que acaba ya el invierno.

Será en Casiopea un nuevo brillo,
una azul estrella de amor eterno
que verán los hombres durante siglos
derramando su amor al universo.

José Miguel Torres









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