A José Carlos Mariategui


UN DÍA que ya llega
desde la espalda de los Andes
desde la piedra, desde el surco, desde la misma nieve,
ascenderá por el fallo una sonrisa
y se hará flor en los labios de millones de indios.
Esa será tu bandera, José Carlos Mariátegui.
Tú mejor que nadie sabes lo que significa
que un indio del Perú llegue a sonreír
después de un tiempo sin tiempo de dolor encima
después de una vida sin vida de terror encima
después de una muerte sin muerte de injusticia encima.
Tú que vives en el porvenir
sabes también que nacerá ese día
y que serán inseparables tu nombre y aquel amanecer.
Apenas veinticinco años hace que empezó tu eternidad
y la mitad del girasol humano
ya alcanzó la luz en el planeta.
En este cuarto de siglo además
todos tus enemigos se demolieron solos
y tú creciste y creces, día a día,
semilla que fecundas el porvenir peruano.
Padre y maestro lógico, científico, terrestre,
en este aniversario la vida se detiene
para besar tu muerte un solo instante
y proseguir su cauce dialéctico, inmortal.
Mas, padre,
el luto que pasó ya es conciencia madura
y la palidez de aquel abril de tu partida
vuélvese víspera roja en medio mundo.
Con ella tornarás rodeado de trabajadores
a instalarte en las fábricas y en las factorías
vivirás nuevamente, tu corazón vibrante,
en el latido de las máquinas y en el pulso de la mano obrera.
Volverás en el agua que besará el desierto
volverás en el regazo de las comunidades indias
volverás en el petróleo y en el átomo, en el carbón y el hierro,
en la electricidad popular llena de luces
en el maíz que fecundan los siglos de las razas enterradas.
Pero antes que nada volverás
sobre los hombros gloriosos del Partido Comunista.
Padre, también yo debo hablar reclinado sobre tu hombro
para decirte del dolor inmenso
que se extiende en nuestra patria.
Los muertos han crecido
aumentaron los presos
los perseguidos llenaron la nación
multiplicáronse los desterrados
y la explotación llegó al cenit
Vinieron en tu ausencia más caporales rubios
y saquearon las entrañas maternas y sagradas
los sindicatos fueron en sangre deshojados
violados los cuerpos de las universidades
arrastrados proletarios y estudiantes
al Santo Oficio de las Cortes Marciales.
Todo entre ruidos de sables y cadenas
y en tanto que un siniestro antropoide gobernaba.
Pero el Perú resiste con su vanguardia obrera
comprenderás entonces, escritor del pueblo,
por qué ya no puedo decir abstractamente
"si pájaro de amor, de amor moría"
cuando millares de compañeros han muerto de verdad
con el rostro hecho un coágulo concreto.
Ha concluido esa forma hermafrodita de escribir
las palabras son balas y versos los testículos
piedras las lágrimas y fortaleza el odio
puño la metáfora y miliciano el poeta.
No puede hablarse de otro modo desde el fondo del abismo.
Hora a hora, todos nos vamos acercando a ti
tú que vives en el porvenir
acércate un poco hacia nosotros
ya somos muchos, pero seremos más,
y cambiaremos al Perú desde la lágrima
y cambiaremos al Perú desde la piedra.
Entonces volverás en el rocío de la vida
en la risa marina de los negros
en el campo repartido entre los indios
en la dicha nacional de las mujeres.
Volverás de nuevo
en la tierra para el campesino
en la fábrica al trabajador
en la salud y el agua para todos
y en el alfabeto viviente de los libros.
Volverás con tu cuerpo completo, con tu espíritu intacto,
sobre los hombros gloriosos del Partido
y vivirás para siempre entre nosotros
padre y camarada
en la música eterna del Perú.

Gustavo Valcárcel Velasco



La libertad acostumbra tomar forma en tu rostro

La libertad acostumbra tomar forma en tu rostro
luce hermosa tu faz porque te sientes libre
y si lees un verso en voz alta de amor
¿Qué dicha más espléndida oír la libertad!

Al mirarme tus ojos, la libertad me mira
al tocarte mis manos palpan un verso libre
porque eres un poema hecho a primera vista
y una canción viviente a las cadenas rotas

Al llegarte tus cartas hay fiesta en el idioma
todo el abecedario decreta un día libre
y me cantan tus sílabas tomadas de la mano
y oigo en cada vocal una tecla sonante

Estoy joven de ti, subiéndome y ardiéndome
en prosa, verso y vida; abrazándome estoy
entre el sueño y la piedra de un hombre consumado
o en mi joven vejez llovida de palabras

Soy minero de ti, profundidad terrestre
cavando voy las veras de tus miradas hondas
primavera te nombra suspirando violetas
y el otoño renombra como una luz besada

Domingo tras domingo tu rostro es libertad
yo beso el porvenir en tus mejillas rojas
canto de lleno de amor a los libres del mundo
y me siento feliz como hombre libertado.

Gustavo Valcárcel Velasco


Pájaro de amor

Si pájaro de amor de amor moría,
era su amor el ala que volaba,
geografía amorosa la surcaba,
aérea remembranza la envolvía.

Su pico temporal se estremecía,
al recuerdo de rama que anidaba,
dulce aroma en la noche que cavaba
en pos del cuello, amor que amanecía.

El cielo en su plumaje desplegado,
el viento en lejanía gemebundo,
a pluma de nostalgia desterrado.

Sola moría el ave bajo el mundo,
y la estrella en su pico iluminado
era trino de amor ya moribundo.

Gustavo Valcárcel Velasco




PENTAGRAMA DE CHILE ANTIFASCISTA

I

PELDAÑO tras peldaño, pura sangre,
molino de lágrimas, catarata de huesos,
un negro coágulo en la luz y en la garganta nudos
plomo en las calles y en La Moneda humo.

Cuajarones crecientes, vértices redondos,
escalera del odio, barandal de agonías
gradas de alientos masacrados,
descendamos un tanto, camaradas,
ha llegado a Chile la muerte a culatazos.

VII

COMO hace años mal sumados
hoy me viene Antofagasta al sueño
y me viene Valparaíso al tímpano
con el doblar de sus campanas bajo el mar

La niebla solloza quedamente
la tarde me trae los olores del Sur
el cuadro de la uva en funerales
la calle Teatinos encogida
la imagen del copihue sin canción.

Ay, la voz de Chile se ha quebrado
hoy baja a recogerla el corazón.

Gustavo Valcárcel Velasco


Tristeza

Tristeza que a tus ojos se enjoyaba,
la agonía del hombre al retener.
Oh lágrimas adictas a tu ser
que el viento, verso errante, devoraba.

Jazmín yerto, tu mano recordaba
península de albura, amanecer,
dulce nube dispuesta a sostener
el claro cielo que el dolor negaba.

Mas ya la muerte hueca se ha perdido,
de tanto caminar lo caminado.
Yo poeta al final he concluido

solo entre tempestades desgarrado,
soñando triste todo lo vivido,
viviendo triste todo lo soñado.

Gustavo Valcárcel Velasco


XVII

AQUESTA flor del púdico rosal
es la rosa de savia estremecida
cabellera en celaje adormecida
parla y parla en facundia vesperal

Rosa infiel es la rosa matinal
suavidad a sus pétalo ceñida;
pecado de su imagen poseída
por labio de rocío o luz cristal

Es meta del rosado navegante
digo ocaso en color melancolía
flor tallada por lluvia rutilante

En la noche, sostén de celestía,
esposo de la rosa, el sol diamante
trabaja en luz de rosa el nuevo día.

Gustavo Valcárcel Velasco


















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