"A mi entender, no creo que exista una verdadera religión sin un poco de fetichismo. Pero todavía voy más allá: todo sentimiento profundo nos lleva nuevamente a esta antigua religión de los hombres. Observad a los jugadores y a los enamorados: siempre tienen necesidad de fetiches."

Anatole France


“Afortunadamente, no tenemos por qué parecernos a nuestros retratos.”

Anatole France

"Ah, la mayéstica igualdad del derecho, que prohibe por igual al rico y al pobre pedir caridad por las calles y dormir bajo los puentes."

Anatole France


"Al final de nuestra vida, creo que las únicas cosas agradables serán las que soñamos y las que no llegamos a hacer."

Anatole France



“Cada cual tiene la edad de sus emociones.”

Anatole France


“Cada época tiene su moral dominante, que no concuerda ni con la religión ni con la filosofía, porque la moral es la suma de los prejuicios de la comunidad.”

Anatole France


"Contemplar la tierra, empaparse de su sentido. Ella nos nutre no sólo de pan y de vino, sino de sentimientos, de ideas y de creencias. Ella nos lleva, nos fatiga y nos descansa. Nos ofrece las cumbres, los valles, los ríos y los desiertos de nieve y los desiertos de arena. Ella finalmente, nos recibirá a todos en el seno maternal, como si fuéramos niños cansados de una larga jornada."

Anatole France


“Cuando se alza un poder ilegítimo, para legitimarlo basta reconocerlo.”

Anatole France


“Cuando se ve una cosa bella, se quiere poseerla. Es una inclinación natural que las leyes han previsto.”

Anatole France


“Cuanto más reflexiono acerca de la vida humana me convenzo más de que le debemos darle por testigos y jueces a la Ironía y la Piedad, como los egipcios evocaban junto a sus muertos a la diosa Isis y a la diosa Neftis; una, con su sonrisa, nos endulza la existencia y la otra, con sus lágrimas, nos la ennoblece. La Ironía que yo invoco no es cruel: no se burla del amor ni de la belleza; es amable y benévola. Con su risa calma la cólera, y en presencia de los malvados y de los necios nos induce a la burla para evitar que nos inspiren odio.”

Anatole France


"Después de haber abandonado la antigua iglesia de los barnabitas, Evariste Gamelin se dirigió hacia la place Dauphine, ahora llamada plaza de Thionville como recuerdo de una ciudad inexpugnable.
Ubicada en el barrio más concurrido de París, esta plaza había perdido desde hacía casi un siglo su antigua fisonomía: las mansiones a tres caras, en los tiempos de Enrique IV, de ladrillo rojo uniforme encuadrado en hileras de piedra blanca, para uso de magistrados exuberantes, habían cambiado ahora sus dignísimos tejados de pizarra por dos o tres pisos de yeso, o incluso habían sido demolidas para ser sustituidas por miserabilísimas casuchas malamente enjalbegadas. La plaza no ofrecía ahora más que fachadas irregulares, pobres, sucias, agujereadas por ventanas desiguales y estrechas, numerosas, que sólo animaban unas cuantas macetas y algunas jaulas junto a ropa blanca que se secaba. Allí vivía una multitud de artesanos, joyeros, cinceladores, relojeros, impresores, tintoreras, modistas, y algunos pocos hombres de leyes que no habían perecido en la tormenta que barrió a la justicia monárquica.
Era por la mañana y por primavera. Unos tempraneros rayos de sol, embriagadores como vino dulce, trepaban sonrientes por las paredes y se colaban alegremente por las buhardillas. Las claraboyas de las ventanas a guillotina estaban todas levantadas y dejaban ver, por debajo, las cabezas despeinadas de las amas de casa. El escribiente del Tribunal revolucionario, que había salido de casa para ir a su trabajo, acariciaba de paso las mejillas de los niños que estaban jugando debajo de los árboles.
Evariste Gamelin ocupaba, en el muelle de l´Horloge, una casa que databa de la época de Enrique IV y podría aún tener su encanto, de no haber sido por un pequeño granero recubierto de tejas que le habían adosado bajo el penúltimo tirano. Para amoldar la morada de algún viejo parlamentario al gusto de las familias burguesas y artesanas que vivían allí, se habían multiplicado los tabiques y los sobradillos. Razón por la cual, al ciudadano Remacle, conserje-sastre, que se albergaba en un entresuelo de escasa altura y reducido tamaño, se le podía ver por la puerta de cristales con las piernas cruzadas delante de su mesa de trabajo, dando con la nuca en el techo, mientras la escalera atufaba al vecindario con el humo de sus guisos al mismo tiempo que la pequeña Joséphine, su hija, con la cara sucia y manchada, jugaba en el quicio de la puerta con Mouton, el perro del carpintero."

Anatole France
Los dioses tienen sed


"El árbol de las leyes ha de podarse continuamente."

Anatole France


"El arte de la guerra consiste en ordenar las fuerzas de tal modo que no puedan huir."

Anatole France



“El bien público está en esta sociedad formado por una aglomeración de males particulares.”

Anatole France



"El buen crítico es aquel que cuenta las aventuras de su alma en medio de las obras maestras."

Anatole France



“El castigo del delito está en haberlo cometido. La pena que añaden las leyes resulta inadecuada y superflua.”

Anatole France


"El cristianismo ha hecho mucho por el amor convirtiéndolo en pecado."

Anatole France



“El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen.”

Anatole France


"El ilustre profesor Obnubile era de los últimos.
-La guerra -decía- es un signo de barbarie que el progreso de la civilización hará desaparecer. Las fuertes democracias son pacíficas, y su espíritu se impondrá a los autócratas.
El profesor Obnubile, recluido en su laboratorio, donde pasó sesenta años de vida solitaria y estudiosa, se resolvió a observar pacíficamente el alma de los pueblos, y para empezar su análisis por la mayor de las democracias, se embarcó con rumbo a la Nueva Atlántida.
Después de quince días de navegación su barco entró de noche en el puerto de Titamport, donde anclaban millares de navíos. Un puente de hierro tendido a bastante altura sobre las aguas, resplandeciente con infinitas luces, unía dos muelles tan distantes uno de otro que el profesor Obnubile se creyó transportado a los mares de Saturno, y no dudó que aquel puente era el anillo maravilloso que ciñe al planeta del Viejo. Sobre tan inmenso transbordador circulaban más de la cuarta parte de las riquezas del mundo. Y en tierra, el sabio pingüino se instaló en un hotel de cuarenta y ocho pisos, donde servían autómatas, luego tomó el tren que conduce a Gigantópolis, capital de la Nueva Atlántida. Había en aquel tren restaurants, salas de juego, circos atléticos, una oficina de informes comerciales y de cotizaciones mercantiles, una capilla evangélica y la imprenta de un diario que no pudo leer el doctor porque desconocía el idioma de los nuevos atlantes. El tren atravesaba, en las orillas de anchurosos ríos, ciudades manufactureras que oscurecían el cielo con el humo de sus hornos, ciudades negras a la luz del sol, ciudades rojizas en la oscuridad nocturna, siempre clamorosas de día y de noche.
-"Este -reflexionaba el doctor- es un pueblo entregado a la industria y al negocio, por lo cual no se preocupa de la guerra. Estoy seguro de que rige a los nuevos atlantes una política de paz, pues todos los economistas admiten ya como un axioma que la paz exterior y la paz interior son indicios pensables para el progreso del comercio y la industria.”
Mientras recorría Gigantópolis confirmaba esta opinión. Las gentes iban por las calles con tal prisa que derribaban cuanto se oponía a su paso. Obnubile, después de rodar varias veces por el suelo, aprendió a ir con ímpetu, y cuando llevaba ya una hora de carrera, al tropezar con un atlante lo volteó.
En una inmensa plaza pudo admirar el pórtico de un palacio de clásico estilo, cuyas columnas corintias elevaban a sesenta metros sobre el pedestal sus capiteles de acanto arborescente.
Tuvo que detenerse y levantar mucho la cabeza para contemplarlo. Entonces un personaje de aspecto humilde se le acercó y le dijo en idioma pingüino:
-Reconozco en vuestro traje a un ciudadano de Pingüinia. Domino vuestro idioma y soy intérprete jurado. Este palacio es el del Parlamento. Ahora deliberan los diputados. ¿Quiere usted asistir a la sesión?
Acomodado en una tribuna, el doctor miró curiosamente a la muchedumbre de legisladores que se recostaban en butacas de junco y apoyaban los pies en el pupitre.
El presidente se levantó para murmurar, más que pronunciar, entre la indiferencia de todos, las siguientes fórmulas, traducidas por el intérprete al doctor.
-¿Hay oposición?
-La proposición queda aceptada.
"Terminada a satisfacción de los Estados la guerra que sosteníamos para obtener la franquicia de los mercados en la Tercera Zelandia, propongo que se remitan las cuentas de gastos a la Comisión..."
-¿Hay oposición?
-La proposición queda aceptada.
-¿Lo habré oído bien? -preguntó el profesor Obnubile-. ¿Será cierto? Ustedes, un pueblo industrial, ¿sostienen tantas guerras?
-Naturalmente -le respondió el intérprete- Son guerras industriales. Los pueblos que no tienen comercio ni industria no están obligados a sostener guerras, pero un pueblo de negocios exige una política de conquistas. El número de nuestras guerras aumenta de día en día con la producción. En cuanto alguna industria no sabe dónde colocar sus productos, una guerra le abre nuevos mercados. Este año sostuvimos la guerra carbonífera, la guerra del cobre y la guerra del algodón. En la Tercera Zelandia matamos a los dos tercios de sus pobladores, para obligar a los restantes a que nos comprasen paraguas y calcetines.
Un hombre gordo y robusto que se hallaba en el centro de la Asamblea subió a la tribuna.
-Reclamo -dijo- una guerra contra el Gobierno de la República de la Esmeralda, que disputa insolentemente a nuestros cerdos la hegemonía de los jamones y los embutidos sobre todos los mercados del mundo.
-¿Quién es ese legislador? -preguntó el sabio Obnubile.
-Un tratante en cerdos.
-¿No hay oposición? -dijo el presidente-. Pongo la proposición a votación. La guerra contra la República de la Esmeralda fue votada por una gran mayoría. -¡Cómo! -dijo el doctor Obnubile a su intérprete-¿Aquí votan una guerra con tanta rapidez y con tanta indiferencia?
-¡Oh! Es una guerra sin importancia, que sólo costará ocho millones de dólares. -¿Y cuántos hombres?
-Entre todo, gastos y bajas, ocho millones de dólares.
Entonces el doctor Obnubile sumió su cabeza entre las manos y meditó:
"Puesto que la riqueza y la civilización producen tantos motivos de guerra como la pobreza y la barbarie, y puesto que la locura y la maldad de los hombres son incorregibles: se puede realizar una acción meritoria. Un hombre prudente amontonará bastante dinamita para hacer estallar el planeta, y cuando se desparramen sus fragmentos por el espacio se habrá conseguido en el universo una mejora imperceptible, se habrá dado una satisfacción a la conciencia universal, que indudablemente no existe."

Anatole France
La isla de los pingüinos


"El libro es el opio de Occidente."

Anatole France


"El máximo talento se demuestra con la habilidad para engañarse uno mismo."

Anatole France



"El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños."

Anatole France



"El presente es turbulento; el porvenir permanece oculto Toda la riqueza, todo el esplendor y toda la gracia del mundo están en el pasado."

Anatole France



"El pudor es una hipocresía enorme, aunque corriente, y consiste en no decir sino rara vez lo que se piensa continuamente."

Anatole France


"El sufrimiento: ¡Qué divina incógnita! Le debemos todo lo que hace amable la vida; le debemos el valor, ¡le debemos todas las virtudes!"

Anatole France


"Ella vive en mí y no morirá sino a mi muerte. Es lo que hemos amado en la discontinuidad y en la dispersión de la vida lo que amaremos en la unidad, en la pureza, en la simplicidad de una memoria fiel."

Anatole France



"En la sociedad no todo se sabe, pero todo se dice."

Anatole France



“En la vida hay que tener en cuenta el azar. Porque el azar, en definitiva, es Dios.”

Anatole France


"En las matemáticas es donde el espíritu encuentra los elementos que más ansía: la continuidad y la perseverancia."

Anatole France


“En materia de moral siempre son las religiones las que tienen razón; porque las religiones están inspiradas por el sentimiento y los sentimientos son los que menos nos hacen errar.”

Anatole France


"En su majestuosidad, la ley hace a los ricos iguales a los pobres: a ambos se les prohíbe dormir bajo los puentes de París." 

Anatole France



“En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad.”

Anatole France


“Enseñar es el arte de despertar la curiosidad natural de los jóvenes con la intención de satisfacerla después.”

Anatole France



"Entonces, como no estudiaba nada, aprendía mucho."

Anatole France



“Entre el crimen y la inocencia no hay más que el espesor de una hoja de papel timbrado."

Anatole France



"Es cierto que el amor conserva la belleza y que la cara de las mujeres se nutre de caricias, lo mismo que las abejas se nutren de miel."

Anatole France


“Es feliz porque sabe gozar de los recuerdos.”

Anatole France


"Es necesario decir la verdad aun a riesgo de ser desagradable: el corazón se engaña como la inteligencia; sus errores no son menos funestos; y es más difícil evitarlos porque la hermosura los envuelve."

Anatole France



"Es preciso elevarse con las alas del entusiasmo. Si se razona, no se volará jamás."

Anatole France


"Es preciso en esta vida contar con la casualidad. Porque la casualidad, en definitiva, no es otra cosa que Dios."

Anatole France



“Es sorprendente que los hombres que se ocuparon de la felicidad de los pueblos han hecho desgraciados a quienes les rodean.”

Anatole France


“Existe en todos nosotros un fondo de humanidad mucho menos variable de lo que se cree.”

Anatole France


“Gobernar quiere decir hacer descontentos.”

Anatole France


“Hay que ganarlo con regalos, y sobre todo, con promesas. Las promesas valen más y cuestan menos. Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.”

Anatole France


“Hay siempre un momento en que la curiosidad es pecado, y el demonio ayuda siempre los progresos de la inteligencia.”

Anatole France



“Hiciste bien, mamá, al revelarme desde mi más tierna infancia la inocencia de los miserables.”

Anatole France



"Juzgamos las acciones humanas según la pena o el placer que nos causa."

Anatole France


"La capilla de los Santos Angeles, que se encuentra al entrar en la iglesia de San Sulpicio a mano derecha, estaba oculta por un cierre de tablas. El reverendo padre Patouille, Cayetano D'Esparvieu, su sobrino Mauricio y el señor Sariette, entraron uno tras otro por la puertecilla provisional, y vieron al viejo Guinardon sobre la plataforma de su escalera y apoyado en el Heliodoro. El viejo artista, provisto de todo género de ingredientes y herramientas, rellenaba con una pasta blancuzca la grieta Merina, dividiendo en dos mitades al gran sacerdote Onias. Ceferina, la modelo predilecta de Pablo Baudry; Ceferina, que prestó su rubia cabellera y sus hombros nacarados a tantas magdalenas, Margaritas, sílfides y ondinas; Ceferina, que, según cuentan, fue amada por el emperador Napoleón III, hallábase al pie de la escalera con los cabellos enmarañados, la cara terrosa, los ojos enro jecidos, la barbilla peluda, más vieja que el viejo Guinardon, cuya vida compartió durante cerca de medio siglo. En una cesta llevaba el almuerzo para el pintor.
Aun cuando por la ventana enrejada y emplomada se cernía la luz, difusa y oblicuamente, los colores resplandecían y la encarnación de los hombres y de los ángeles rivalizaba en vigor con la faz rutilante y fresca del viejo Guinardon. Aquellas pinturas murales de la capilla de los Angeles, debidas al pincel de Delacroix, al principio ridiculizadas y despreciadas, habían llegado a merecer la consideración de lo clásico y aspiraban a la inmortalidad junto a las obras maestras de Rubens y de Tintoretto.
El viejo Guinardon, barbudo y melenudo, parecía la imagen del Tiempo que borrara las creaciones del Genio. Cayetano se alarmó y le gritó:
—¡Prudencia, señor Guinardon, mucha prudencia! No raspe usted demasiado. El pintor le tranquilizó:
—No tema usted nada, señor D'Esparvieu; yo no acostumbro pintar de ese modo, mi arte es más elevado; uso, procedimientos análogos a los de Cimabué, del Giotto y del beato Angélico; nunca pinto como Delacroix. Este lienzo está muy recargado de oposiciones y contrastes para que pueda producir una impresión verdaderamente religiosa. Chenavard ha dicho que el arte cristiano gusta de lo pintoresco, pero Chenavard es un miserable sin fe ni ley, un descreído. Vea el señor D'Esparvieu que me limito a rellenar las grietas y a fijar pulcramente las partes que se descascarillan; no hago más. Los deterioros, debidos al asiento de los muros o acaso a una sacudida sísmica, se hallan en un reducido espacio. Esta mezcla de aceite y cera, aplicada sobre una preparación muy dura, se mantiene más firme de lo que se pudiera imaginar. Yo vi a Delacroix ocupado en esta obra. Fogoso, pero inquieto, modelaba febrilmente, borraba y corregía sin cesar; su mano poderosa tenía torpezas infantiles, ofrece su labor la maestría del genio y las inexperiencias del aprendiz. Es un milagro que esto se conserve.
Se calló, ocupado en rellenar las grietas.
—Qué clásica y tradicional es esta composición —dijo Cayetano—. Al principio sólo se apreciaban en ella sorprendentes novedades, y ahora descubrimos ya una porción de antiguos procedimientos italianos.
—Sé lo bastante para permitirme el lujo de una crítica justa —dijo el viejo desde lo alto de la escalera—. Delacroix vivió en una época impía, blasfemadora, y a pesar de haber pintado en un período decadente no estuvo exento de arrogancia ni de grandeza. Era superior a su tiempo, pero le faltaron la fe, la sencillez sentimental y la pureza. Para ver y pintar ángeles, necesitaba tener la virtud de los ángeles de los primitivos, la virtud suprema que, con ayuda de Dios, he practicado lo más posible: la castidad.
—¡Cállate, Miguel! ¡Eres tan cochino como todos!
Así exclamó Ceferina, rabiosa de celos, porque había sorprendido a su amante aquella mañana en el portal con la hija de la panadera, la joven Octavia, sucia y lustrosa como una novia de Rembrandt. Enamorada locamente de Miguel en su florida juventud, ya muy lejana, el amor no se había extinguido aún en el pecho de Ceferina.
Aquel lisonjero insulto hizo sonreír al viejo Guinardon, que ocultó su sonrisa levantando la cabeza para fijar los ojos en el cielo, donde el arcángel Miguel, terrible, con su coraza de azur y su casco de plata, se erguió gallardo en el centelleo de su gloria."

Anatole France
La rebelión de los ángeles



“La caridad universal consiste en que cada uno viva su trabajo y no del de los demás. Fuera del intercambio y la solidaridad, todo lo demás es vergonzoso e infecundo. La fraternidad humana estriba en el concurso de todos para producir y distribuir equitativamente los frutos.”

Anatole France



“La casualidad es quizá el sinónimo de Dios, cuando no quiere firmar.”

Anatole France



“La existencia sería intolerable si no hubiera ensueños.”

Anatole France


¿La frase más hermosa? La más corta.

Anatole France
Atribuida por su secretario J. J. Brousson en su libro Anatole France en zapatillas según lo cita Vicente Vega en su libro Diccionario ilustrado de frases célebres y citas literarias en la página 270



"La humildad, que no abunda entre los doctos, aún es menos frecuente entre los ignorantes."

Anatole France



"La ignorancia y el error son tan imprescindibles en la vida como el pan y el agua."

Anatole France



"La independencia de pensamiento es la más orgullosa aristocracia".

Anatole France



"La inocencia es más a menudo una felicidad que una virtud."

Anatole France


"La Ley, en su magnífica ecuanimidad, prohíbe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan."

Anatole France



"La moral descansa naturalmente en el sentimiento."

Anatole France


“La moral del lobo es comerse a la oveja, como la moral de la oveja es comerse la hierba.”


Anatole France


“La moral es la regla de las costumbres. Y las costumbres son los hábitos. La moral es, pues, la regla de los hábitos.”

Anatole France


“La mujer constituye la gran educadora del hombre; ella le enseña las virtudes encantadoras, la gentileza y la discreción; junto a ella se comprende que los sueños del sentimiento y las sombras de la fe son invencibles y que no es la razón quien gobierna a los hombres.”

Anatole France


"La mujer es embellecida por el beso que poneos sobre su boca."

Anatole France


"La mujer obedece ciegamente al que se apodera de sus sentidos."

Anatole France


“La nada es un infinito que nos envuelve: venimos de allá y allá nos volveremos. La nada es un absurdo y una certeza; no se puede concebir, y, sin embargo, es.”

Anatole France


"La oscuridad nos envuelve a todos. Pero mientras el sabio tropieza en alguna pared, el ignorante permanece tranquilo en el centro de la estancia."

Anatole France



“La razón es lo que más asusta en un loco.”

Anatole France



"La realidad del mundo nos sirve bien que mal para fabricar un poco de idealismo."

Anatole France


“La reflexión es una enfermedad que padecen algunos hombres y que acabaría con la especie humana en caso de propagarse.”

Anatole France


"La riqueza constituye uno de tantos medios para vivir feliz: los hombres la han convertido en el fin único de la existencia."

Anatole France



“La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor.”

Anatole France



"La vejez conduce a una tranquilidad indiferente que asegura la paz interior y exterior."

Anatole France



“La vida enseña que no se es feliz sino al precio de alguna ignorancia.”

Anatole France



“La vida es una lucha de fuerzas, en la que nunca se sabe cuál es la fuerza más fuerte. A veces parece ser la razón o la ciencia; otras veces parece ser la ignorancia o la locura.”

Anatole France


“La vida humana tiene dos polos: el hambre y el amor.”

Anatole France



"La vida nos enseña que no podemos ser felices sino al precio de cierta ignorancia."

Anatole France


"La vida resulta deliciosa, horrible, encantadora, espantosa, dulce, amarga; y para nosotros lo es todo".

Anatole France


"Las gentes dichosas no conocen gran cosa de la vida; el dolor es el gran maestro de los hombres."

Anatole France



“Las leyes humanas son hijas de la cólera y del miedo.”

Anatole France



"Las verdades que revela la inteligencia permanecen estériles. Sólo el corazón es capaz de fecundar sueños."

Anatole France



"Las victorias de los pueblos siempre son debidas a la inteligencia de los generales y al valor de los soldados; y las derrotas a la fatalidad."

Anatole France


"Llamamos peligrosos a los que poseen un espíritu contrario al nuestro, e inmorales a los que no profesan nuestra moral."

Anatole France

"Lo admirable no es que existan las estrellas sino que el hombre haya podido dar cuenta de su existencia."

Anatole France


"Lo que los hombres llaman civilización es el estado actual de las costumbres y lo que llaman barbarie son los estados anteriores."

Anatole France


"Los autores de revoluciones no pueden sufrir que otros las hagan después de ellos."

Anatole France



"Los deseos, incluso los más inocentes, tienen el inconveniente de que nos someten a los demás y nos convierten en esclavos."

Anatole France


"Los hombres exigen al amor que se revista de formas y colores; han de ver lo que aman. Las mujeres sólo piden sensaciones al amor; saben amar como ciegas."

Anatole France


"Los hombres mediocres, que no saben que hacer con su vida, suelen desear el tener otra vida más infinitamente larga."

Anatole France


"Los hombres ponemos el infinito en el amor. Las mujeres nunca cometen esta equivocación."

Anatole France


“Los males imaginarios no existen. Todos los males son reales desde el momento en que se experimentan; soñar el dolor es un dolor verdadero.”

Anatole France


“Los sabios no saben nada; no tienen ninguna curiosidad. Es una indiscreción interrogarles sobre aquello que no es su especialidad.”

Anatole France



“Los sistemas construidos por los sabios no son más que cuentos imaginados para divertir la eterna infancia de los hombres.”

Anatole France



"Llamamos peligrosos a los que poseen un espíritu contrario al nuestro, e inmorales a los que no profesan nuestra moral."

Anatole France


"Mi vida era muy pequeña, pero era una vida, es decir, el centro de las cosas, el corazón del mundo."

Anatole France



"Morir es tan sencillo y tan aceptable como nacer."

Anatole France



"Ni sacerdote ni soldado han de sentir la inquietud de la duda."

Anatole France



"No es con la filosofía con lo que se mantienen los ministerios."

Anatole France



“No es suficiente poseer a una mujer para imprimir en su alma una marca profunda y duradera. Las almas son casi siempre impenetrables unas a otras; ello os demuestra la cruel nulidad que es el amor.”

Anatole France



"No hay castos; solamente hay enfermos, hipócritas, maníacos y locos."

Anatole France



"No hay que atarse demasiado a los bienes perecederos de este mundo y hay que saber abandonar lo que nos abandona."

Anatole France


“No hace falta que los buenos ejemplos sean verdad. Basta que sean de verdad ejemplares.”

Anatole France


"No hay nada como tener buenas referencias. A fin de poder asegurarte, Maurice, que no te engaño sobre este tema de los abrazos amorosos entre ángeles y mujeres, consulta a Justino, Apologías I y II; Flavio Josefo, Antigüedades judias, Libro I, capítulo III; Atenágoras, Sobre la Resurrección; Lactancio, Libro II, capítulo XV; Tertuliano, Sobre el velo de las vírgenes; Marco de Éfeso en Psellus; Eusebio, Praeparatio Evangelica, Libro V, capítulo IV; san Ambrosio, en su libro sobre Noé y el Arca, capítulo V; san Agustín en su Ciudad de Dios, Libro XV, capítulo XXIII; padre Meldonat, S.I., Tratado sobre los demonios, página 248... "

Anatole France
La rebelión de loa ángeles


"-¿No me insultan hoy? preguntaba Anatole France todas las mañana a su secretario
-No señor, no dicen nada de usted.
-¡Ah, eso es terrible: quiere decir que ya estoy muerto o que estoy muriéndome!"

Anatole France
Tomado del libro de Noé de la Flor Casanova, Viajando por el mundo de mis libros, página 58





"No perdamos nada del pasado. Sólo con el pasado se forma el porvenir."

Anatole France


"No sabemos qué hacer con esta vida, y aun así suspiramos por otras que sean eternas."

Anatole France



"No se ama verdaderamente sino cuando se ama sin razón."

Anatole France


“No tengo fe, pero desearía tenerla. La considero como el bien más preciso que se pueda disfrutar en este mundo.”

Anatole France


"Nosotros juzgamos las acciones humanas por el placer o el dolor que nos producen."

Anatole France



"Nuestra naturaleza humana nos hace pensar razonablemente y actuar insensatamente."

Anatole France


“Nunca prestes libros porque nadie los devuelve jamás. Los únicos libros que tengo en mi biblioteca son los que otros me dejaron a mí.”

Anatole France 


"Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas."

Anatole France



"Nunca un hombre hace feliz a otro. La felicidad es un manantial interior. Los hombres que se han ocupado de la felicidad de los otros han hecho desgraciados a los que han tenido al alcance. Lo mejor que podemos esperar de un apóstol o de un héroe es que no se dé cuenta de nosotros y nos pase por alto."

Anatole France


"Por muy inteligente e inspirada que sea la mano del artista, el sonido depende de la calidad de nuestras cuerdas íntimas."

Anatole France


"Prefiero los errores del entusiasmo a la indiferencia de la sabiduría."

Anatole France


“Pues no hay más remedio que matar el tiempo y aun esto, si uno lo piensa, es el único empleo de la vida.”

Anatole France


"¿Qué es viajar? ¿Cambiar de lugar? No. Cambiar de ilusiones y de prejuicios."

Anatole France

¿Qué puede la verdad, desnuda y fría, contra las brillantes apariencias de la mentira?"

Anatole France



“Sabed sufrir: sabiendo sufrir, se sufre menos.”

Anatole France



"Se puede dudar de lo que se ve, pero no de las palabras de un hombre honrado."

Anatole France


“Si exagerásemos nuestras alegrías como lo hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia.”

Anatole France


"Si los hombres tuvieran una idea más humilde y verdadera de la naturaleza humana, serían más afables con los demás y con ellos mismos."

Anatole France


“Si se hubieran de destruir todos los sueños y alucinaciones de los hombres, la tierra perdería sus formas y sus colores, para acabar sumiéndonos en una triste estupidez.”

Anatole France



"Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento."

Anatole France



"Sólo las mujeres y los médicos saben cuán necesaria y bienhechora a los hombres es la mentira."

Anatole France


“Sólo la mentira es fuerte y se impone en el espíritu de los hombres por medio de su fascinación, su diversidad, su arte para distraer, para halagar y para consolar.”

Anatole France


"Sólo los hombres que no están interesados en mujeres se interesan en las ropas de las mujeres; los hombres a los que les gustan las mujeres nunca notan qué llevan puesto."

Anatole France


“Solo se ejerce una fuerte acción sobre los individuos apelando a sus pasiones o a sus intereses, no a su inteligencia.”

Anatole France



"Solamente se instruye deleitando. El arte de enseñar no es sino el arte de despertar la curiosidad de los jóvenes espíritus para satisfacerla inmediatamente; la curiosidad no es viva más que en las almas felices. Los conocimientos que se hacen entrar a la fuerza, en las inteligencias la ocluyen y ahogan. Para digerir el saber es preciso haberlo engullido con apetito."

Anatole France



"Su experiencia, como tantas veces sucede, le hizo desconocer la verdad."

Anatole France


"Tened en cuenta que la vida sólo nos parece corta porque la medimos inconsiderablemente con nuestras locas esperanzas."

Anatole France



"Tengo en la boca el gusto de la muerte, que no se puede definir."

Anatole France


“Toda discusión es estéril. Si consigues vivir sin preferencias, en una filosófica apatía interior, te sentirás como en un baño ininterrumpido de agradable bienestar.”

Anatole France



"Toda la justicia social descansa en estos dos axiomas: el robo es punible; y el producto del robo es sagrado."

Anatole France


"Toda una nación reside en un grupo de personas que piensan con más vigor e intensidad que los demás. El resto no cuenta."

Anatole France



"Todos los cambios, incluso los más deseados, encierran su melancolía, por cuanto lo que se abandona es una parte de nosotros mismos: hay que morir en una vida para entrar en otra."

Anatole France


“Todos los libros, en general, incluso los más admirables, me parecen infinitamente menos preciosos por lo que contienen que por lo que de su parte pone el que los lee. A mi manera de ver, los mejores son los que más hacen pensar sobre las cosas más diversas.”

Anatole France


"Un buen retrato es una biografía pintada."

Anatole France


"Un diccionario es un universo en orden alfabético."

Anatole France


"Un escritor raramente está tan bien inspirado como cuando habla de sí mismo."

Anatole France



"¿Una cabeza bonita? Es como si juzgaras la botella por el tapón."

Anatole France



“Una cosa sobre todo hace sugestivo el pensamiento humano: es la inquietud.”

Anatole France


"Una mujer no es la misma para todos."


Anatole France



"Una necedad repetida por treinta y seis millones de bocas, no deja de ser una necedad."

Anatole France


“Uno cree que muere por la patria y muere por los industriales.”

Anatole France



"Utopía: principio de todo progreso y diseño de un porvenir mejor."

Anatole France




No hay comentarios: