“A pesar que algunos me juzgan venturosa, hay en mi alma abismos tan profundos de tristeza y sinsabores tan ocultos, que muchas veces anhelo la muerte, consoladora de las amarguras.”

Juana Borrero Pierra


Apolo

Marmóreo, altivo, refulgente y bello,
Corona de su rostro la dulzura,
Cayendo en torno de su frente pura
En ondulados rizos sus cabellos.

Al enlazar mis brazos a su cuello
Y al estrechar su espléndida hermosura
Anhelante de dicha y de ventura
La blanca frente con mis labios sello.

Contra su pecho inmóvil, apretada
Adoré su belleza indiferente,
Y al quererla animar, desesperada,

Llevada por mi amante desvarío,
Dejé mil besos de ternura ardiente
Allí apagados sobre el mármol frío.

Juana Borrero Pierra


Crepuscular

Todo es quietud y paz... En la penumbra 
se respira el olor de los jazmines,     
y, más allá, sobre el cristal del río   
se escucha el aleteo de los cisnes     
                                       
que, como grupo de nevadas flores,     
resbalan por la tersa superficie.       
Los oscuros murciélagos resurgen       
de sus mil ignorados escondites,       
                                       
y vueltas mil, y caprichosos giros     
por la tranquila atmósfera describen;   
o vuelan luego rastreando el suelo,     
                                       
rozando apenas con sus alas grises     
del agrio cardo el amarillo pétalo,     
de humilde malva la corola virgen. 

Juana Borrero Pierra


Íntima

Quieres sondear la noche de mi espíritu?
Allá en el fondo oscuro de mi alma
hay un lugar donde jamás penetra
la clara luz del sol de la esperanza.
¡Pero no me preguntes lo que duerme
bajo el sudario de la sombra muda...
detente allí junto al abismo, y llora
como se llora al borde de las tumbas!

Juana Borrero Pierra



Medieval

Junto a la negra mole de la muralla altiva           
que alumbran las estrellas con tenue luz de plata   
el trovador insomne de frente pensativa             
preludia conmovido la triste serenata.               
                                                     
El aura de la noche voluble y fugitiva,             
besa los largos pliegues del manto de escarlata,     
y extiende la armoniosa cadencia persuasiva         
que el plácido reposo perturba de la ingrata.       
                                                     
Al pie del alto foso destácase la airosa             
romántica figura del rubio menestrello,             
que al agitar la mano sobre el cordaje de oro       
                                                     
entristecido, exhala su queja dolorosa               
en la cadencia rítmica del dulce ritornello,         
y en sus mejillas siente que se desborda el lloro.

Juana Borrero Pierra


Reve

Su voz debe ser dulce y persuasiva
y soñadora y triste su mirada…
debe tener la frente pensativa
por un halo de ensueños circundada.

Su alma genial, cual pálida cautiva
de un astro esplendoroso desterrada,
sueña con una nube fugitiva
y con el traje de crespón de un hada.

Cuando la ronda azul de los delirios
disipa sus nostálgicos martirios
borrando del pesar la obscura huella,

él se acuerda en la noche silenciosa
de aquella virgencita misteriosa

que dejó abandonada en una estrella.


Juana Borrero Pierra




¡Todavía!

¿Por qué tan pronto ¡oh mundo! me brindaste
Tu veneno amarguísimo y letal...?
¿Por qué de mi niñez el lirio abierto
          Te gozas en tronchar?

¿Por qué cuando tus galas admiraba,  
Mi espíritu infantil vino a rozar  
Del pálido fantasma del hastío
          El hálito glacial?

Los pétalos de seda de las flores  
Déjame ver y alborozada amar,  
Ocúltame la espina que punzante
           Junto al cáliz está.

¡Más tarde...! Cuando el triste desaliento
Sienta sobre mi espíritu bajar
Y el alma mustia o muerta haya apurado
            La copa del pesar,

Entonces sienta de tu burla el frío  
Y de la duda el aguijón mortal...  
¡Pero deja que goce de la infancia
            En la hora fugaz!

Juana Borrero Pierra


Ultima rima

He soñado en mis lúgubres noches
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
con un beso de amor imposible,
sin sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias.

Yo no quiero que el deleite que enerva,
el deleite jadeante que abraza,
y me acusan de hastío infinito
los labios sensuales que besan y manchan.

¡Oh mi amado! ¡Mi amado imposible!
Mi novio soñado de dulce mirada,
cuando tu con tus labios me beses
bésame sin fuego, sin fiebre y sin ansias.

¡Dame el beso en mis noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
que me deje una estrella en los labios
y un tenue perfume de nardo en el alma!

Juana Borrero Pierra


Vorrei morire

Quiero morir cuando al nacer la aurora
su clara lumbre sobre el mundo vierte,
cuando por vez postrera me despierte
la caricia del Sol, abrasadora.

    Quiero, al finalizar mi última hora,  
cuando me invada el hielo de la muerte,  
sentir que se doblega el cuerpo incite,  
inundado de luz deslumbradora.

    ¡Morir entonces! Cuando el sol naciente
con su fecundo resplandor ahuyente
de la fúnebre noche la tristeza,

    cuando radiante de hermosura y vida
al cerrarme los ojos, me despida
con un canto de amor Naturaleza

Juana Borrero Pierra













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