A una brisa

¿Qué tierra prometida en lontananza
te envidia, ¡oh, Brisa!, hasta mi faz ardiente?
Refresca con tus alas ¡ay! mi frente.
y habla a mi corazón de la esperanza.

¿Isla de hadas hay en el océano?
¿Tú besas las palmeras de esa tierra?
¿Llevas perfumes que en su ambiente encierra,
fragancias del feliz país lejano?

Mece a los pajaritos en su nido,
y despierta del arpa enmudecida
de los bosques, la mística armonía.

Llévale un beso tú a mi amor perdido
¡oh, Brisa! y di en qué isla del olvido
encontrará la paz el alma mía.

Guillermo Cuervo


Mi riqueza

Vida de asceta, mística y sencilla,
no es para mí, la material riqueza,
por siempre he de soñar en la terneza
de quien te hizo, ¡oh dulce florecilla!

Así de lago o mar, cuando a la orilla
puedo pensar de música o belleza,
si con el alma miro la grandeza
de algún astro que en alto cielo brilla,

¿seré yo pobre?, ¡ay no! ¡Oh ruiseñores!,
¡Oh sol, poniente!, ¡oh nubes!, ¡oh colores
que no sois para mí! ¡Oh noche oscura!,

al saber de esos astros la alta ciencia
¿por qué dudar de Dios en su clemencia
me dará un rayo de su lumbre pura?

Guillermo Cuervo









No hay comentarios: