Abierta está la puerta

Abierta está la puerta a esta mi suerte
taimadamente corta y recubierta
de una parte de vida medio muerta
confabulada para nunca verte.

Abierto mi dolor a este amor fuerte
y esta emoción a tu ilusión abierta.
Mujer o enigma de la abierta puerta,
mira mi vaso que a tu vena vierte.

Desierta nave por mi canto riza
concierto extraño pronunciado lejos
y espigas lloro cada vez que escucho.

La puerta abierta hacia tu ser desliza
la rota gota en luz de los espejos
con que desesperadamente lucho.

Gabino-Alejandro Carriedo


La langosta

La langosta se come los trigos,
se corta los humos,
se compra los dientes que tiene.
La langosta que salta y deshace
los trigos más altos y pone
las aceñas de trigo amarillo
tan al lado del trigo comido.
La langosta cancela su postre,
traduce más tarde episoDios
y se pone a sumar relicarios,
y a afeitarse se pone temprano,
y se pone a secarse las manos.
Tímidos misántropos del anochecer:
la langosta pospone a su madre,
las cigüeñas se acuestan a veces,
la lechuza nos dice que hay algo,
que en las torres las monjas dormitan.
Por lo mismo que digo langosta
yo diría primero que mientes.
Pues me muero de envidia si veo
los insectos que saltan los montes.

Gabino-Alejandro Carriedo


Mensaje desde la ciudad

«desde la entraña se elevó mi grito»
dámaso alonso
me inicio en tu dolor en esta noche
preñada de delirios y silencios.
Te encuentro traspasada en ese río
que pasa por debajo de nosotros.
Adivino el secreto de tu sombra,
de tus meditaciones solitarias
y palpo tu ansiedad, bebo la sangre
de tus desentrañadas amarguras.
No me digas que no, que yo estoy lejos
de ti, que no podría comprenderte,
que yo no puedo trasladar tu llanto
ese llanto que nadie ha sorprendido
hasta el exhausto mar de mis pupilas.
Que yo solo te sé tan torturada
por el infierno eterno que te quema
y quiero hacerte mía en el delirio
de esta noche preñada de silencios.

Gabino-Alejandro Carriedo


Mirando hacia atrás sin ira

El viejo corazón pulula a diario
por el barrio bajo de los recuerdos
que no se olvidan ni periclitan.
Inmarcesibles, estos recuerdos
le traen fragancias de la primavera,
otrora era la hora de las esperanzas
ilusionadas que sí terminan.
Otrora era la alegría de amanecer,
despertar al alba de cada día.
Solía entonces besar el espejo
y me adentraba en la calle del amor.
Entonces no el cansancio, el tedio;
no el hastío tampoco entonces, no.
Cada hora alumbraba a otra hora
y les nacían alas a los pájaros.
Pudo haber sido duque, marqués o peregrino
y sólo fue hermeneuta incomprensible;
¿para qué, pues, el torpe hábito
de perseguir la inútil realidad?
en el centro del astro-rey un punto
señala el vórtice de su destino.
¿Todo ha pasado ya? ¿no hay nada
predecible en las cartas del tarot?
¿no hay nada que soñar? tal vez no queda
ni la esperanza póstuma del sueño.

Gabino-Alejandro Carriedo


Pequeño tratado del mundo

El mundo está compuesto de ventanas abiertas,
de renacuajos vivos que pernoctando cantan,
de ratas y de abetos, de saltamontes crudos
y de otras mil especies de animales.
El mundo en que vivimos es algo que no entiendo:
no entiendo que hay un hombre sentado en esa puerta
ni que hay peces por dentro de los ríos,
los peces que se pescan en las pescaderías
(los panes que se comen en las panaderías),
ni que hay un hombre mudo sentado en ese muro.
Cualquiera entiende el mundo sentado en esa puerta,
cualquiera reflexiona sobre el abstracto mundo,
el tremebundo mundo compuesto de animales,
de males que no curan
y gentes que no duran;
cualquiera entiende el mundo que yo nunca lo entiendo.
Cualquiera se levanta contento y se pasea,
cualquiera que no tenga sentidos en la frente
se levanta o se siente
contemplando este mundo sentado en esa puerta.
El mundo se compone, compónese de cosas,
de libros y de rosas
y de otras mil especies de animales.
De sendas y corderos,
de sapos y senderos,
de ventanas abiertas está compuesto el mundo.
Pero cualquiera entiende del mundo la oficina
donde se arreglan todos los papeles del mundo
y se hace el pasaporte para la patria amarga
de donde nadie vuelve.

Gabino Alejandro Carriedo


Soneto de la mujer gorda

Perfil de cama tienes, mujer hueca.
¡Qué lástima tener perfil de vaca!
estás más gorda cuanto más destaca
tu empecatada mole de ama seca.
No saques el perfil de hilo de rueca,
más bien tu enorme culo de oca saca;
saca ese saco de tu cuerpo, paca,
trueca la oscura roca de tu peca.
No peca quien se obceca un poco y toca
boca con mueca donde cuelga el moco
que abre la saca loca del tabaco.
¡Tu empecatada mole de acre foca!
¡qué lástima tener perfil de coco,
mujer de cama hueca o hueco saco!

Gabino-Alejandro Carriedo









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