Al campo

Me gusta vivir las tardes
de hermosa tierra apacible,
y al respirar aire libre
quemar un fuego que me arde.

Contemplar aquel camino
que conduce a no sé dónde,
que no va a ninguna meta,
y al animal que se esconde.
de la mirada indiscreta.

Y el arroyo cantarino,
con reflejos de agua clara,
baña raices de jara
y márgenes del camino.

Me gusta dejar la cama
al clarear, muy temprano,
y también mirar la llama
y el resplandor de la lumbre.

Siento el sonido lejano
del tañer de una campana,
y al ruiseñor de la cumbre
que con su trinar lozano
canta al venir la mañana.

Juan Pedro Romero

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