Al final del día

La tarde entra pronto en la cocina:
a eso se reduce el misterio cada día.

También hay razones suficientes
Para pensar en la inútil existencia
del párpado que cae
y ensombrece las pupilas.

Hay sueños que se olvidan.
Otros se insinúan solamente.
Algunos apenas se perciben.
Casi todos se terminan.
Los más se derrumban sin fortuna,
–inútilmente.

Al final del día descansa la noche,
soberbia, pero herida de muerte.

Justo Braga

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