Al frente

Rojo amigo,
iremos delante, en la primera fila,
para recibir con los ojos abiertos
la primera lluvia de balas.
Y no caeremos,
iremos agónicos entre solas flores,
viviendo la sublimidad
de la rosa
en la cruz del corazón.

Llevaremos la palabra
a las calles angustiadas.
Llevaremos el sol
en cada beso
como en cada verbo
una noche sublevada.
Romperemos la tristeza
como un canto de alegría
que va rompiendo la monotonía de un dolor.
Siglos con dolor de cadenas.

Ya no es posible seguir cayendo
sin levantarse;
es preciso caer
levantándose,
floridos de claveles,
mirando el polvo militante
que en la inmensidad
se fundó con el polvo de la sola estrella,
con un lirio desprendido
de nuestro mundo verde y abierto,
acallado en múltiples cristales, la muerte ausente.

Ya no es posible seguir cayendo
sin olvidar escribir sobre el pavimento
la sonrisa de un hombre amado.

Ya no es posible...

Hugo Margenat Mediavilla



Dios es como yo

Dios es como yo, ateo,
duro, navegador insondable,
vagabundo de risas cortas
y miradas largamente estrepitosas.
Corta sábanas, trae carbón,
destruye paredes, levanta barricadas,
conmueve a la masa de pétalos,
llama a la revolución mundial
y entierra espinas de hambre cósmica.
Es anticapitalista,
anticlerical y antiimperialista.
Dios, izquierdista,
es el conspirador perpetuo.

Hugo Margenat Mediavilla



Finitud de Gloria

Un día Dios se metió dentro de mí.
Y lo tuve en mis dedos,
en mi lengua
en mi frente.
Pregunté en mi adentro
por la tierra, el camino,
los machetes.
Ese día me apretó
como una sortija chica
la palabra.
Me bautizó.
Con las manos de un río grande.
Fuimos a las arenas
para escribir en caracteres mortales,
a la roca
para que doliera su lectura,
al viento para que despeinara
la paz de la tierruca.
Ese día llamó
a los elementos del barro
y a la sal del Caribe.
Cuando salió de mí
me dejó con Julia, la muerta viva,
haciendo para Indoamérica
en hogueras de sol
una religión de fuego y agua.

Hugo Margenat Mediavilla


Sepa usted

Soldado: asesino de la patria
Hombre, rechaza el uniforme que denigra.
Yo sé de miles de botas que se hunden
en la tierra nuestra, destrozándola.
Yo sé de la marinería borracha y sádica
que como una avalancha de blanco estiércol
se riega por calles y plazas vomitando
su negro sello de piratas.
Yo sé de los aviones que ametrallaron
nuestros tejados en un día de octubre.
Aquel horrible desprecio que llovía
en fuego sembrando dolores profundos.
No olvides que la luz no pudo ser ocultada
y a su calor la patria suspiró transformándose
como un rojo beso en el abrazo azul y desnudo del aire.

Hugo Margenat Mediavilla


Vendrás

Y así vendrás.
Como leve caída.
Nota a nota.
Como un silencio
sin espanto, precipitado.
Lento como las plumas.

Vendrás.
Y en una espera
que en miradas
jamás se agota.

Los dos.
En un claro donde
los colores de una primavera
se levantan ante mis ojos.

Y así vendrás.
Y en los mantos
de seda que salen
de una flauta
vamos envolviendo deberes

con renunciaciones
dobladas en promesas
que surcan montañas.

Vendrás.
Y seré yo,
prolongándose,
una espera.

Hugo Margenat Mediavilla













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