"Al llegar a pie, lo reciben a uno menos bien en las posadas."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Buenas personas no, son personas buenas; los que hacen el bien, solo por debilidad, podrán hacer mucho mal en circunstancias distintas."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"Cené con el recaudador del peaje. Sus maneras no me desagradaron. Es un hombre más ocupado en fumar y beber que en odiar, hacer proyectos y afligirse."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Ciertamente, yo no quiero arrastrarme de escalón en escalón, abrirme paso en la sociedad, tener superiores reconocidos como tales, a fin de tener inferiores a quienes despreciar. Nada tan burlesco como esa jerarquía del desprecio que desciende en una proporción muy exactamente matizada, abrazándolo todo, desde el príncipe sometido a Dios solo, según él, hasta el más humilde limpiabotas, sometido a su posadera."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"Cuando un marido, comparado con otro hombre, parece tener tantas cualidades como él, es que tiene más."

Étienne Pivert de Senancour


"Decidme, ¿dónde está la esperanza del hombre que llega a los sesenta años sin otra cosa aun que la esperanza?"

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



“Despedí a mi guía y trate de valerme por mis propias fuerzas; no quería que nada mercenario alterara esa libertad alpina, que ningún hombre del valle mermara la austeridad de esta región agreste. Sentí engrandecerse mi ser, confrontado así en soledad a los obstáculos y los peligros de una naturaleza difícil, lejos de las trabas facticias y de la industriosa opresión de los hombres.”

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Discierno muy mal lo invisible."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"Disfruta, no existe otra sabiduría; disfruta de tu prójimo, no hay otra virtud."

Étienne Pivert de Senancour




"Él cree con todo su corazón cuando realmente ama."

Étienne Pivert de Senancour


"El estoico creía en la virtud a pesar del destino."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"El hastío consume mi duración en un largo silencio."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"El hombre es perecedero. Puede ser, más perezcamos resistiendo, y si es la nada lo que nos está reservado, no hagamos que sea esto justicia."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann
Del libro Del sentimiento trágico de la vida de Miguel de Unamuno, página 221



"El verdadero valor es más paciente que audaz."

Étienne Pivert de Senancour



"Entregados a todo cuanto se agita y se sucede en torno nuestro, afectados por el pájaro que pasa, la piedra que cae, el viento que muge, la nube que avanza; accidentalmente modificados en este esfera siempre móvil, somos lo que nos hacen ser la calma, la sombra, el ruido de un insecto, el olor que emana de una hierba, todo ese universo que vegeta o se mineraliza a nuestro pies; cambiamos según sus formas instantáneas, somos movidos por su movimiento, vivimos con su vida."

Étienne Pivert de Senancour


"Es en las montañas, en sus cumbres apacibles, donde el pensamiento, menos presuroso, es realmente más activo."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"Es indudable que el alma sobrevive al cuerpo, a no ser que éste haya sido aplastado por la súbita caída de una roca; pues en este caso el alma no tiene tiempo de emprender la fuga, y tiene que morir allí."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Es preciso apresurarse a probar a los hombres que, independientemente de una vida futura, la justicia es necesaria a sus corazones."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Escribiré como se habla, sin pensar en ello; si es preciso hacerlo de otro modo, no escribiré."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"Estoy apagado sin estar tranquilo, los hay que gozan de sus males; pero para mí todo ha pasado; no tengo alegría, ni esperanza, ni reposo; no me queda nada, ni siquiera tengo ya lágrimas."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann




"Goza, no hay otra sabiduría, haz gozar a tu semejante, no hay otra virtud." 

Étienne Pivert de Senancour



"La moral debe ser la única preocupación seria de todo escritor que se proponga un objeto útil y grande."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"La resignación es buena a menudo para los individuos; pero solo puede ser fatal para la especie."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"La vida me fatiga, y me fatiga más cada día; pero no estoy exasperado."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Los agravios de un amigo pueden entrar en nuestro pensamiento, pero no en nuestros sentimientos."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Los ricos serían felices si tuvieran independencia económica; pero los ricos prefieren hacerse los pobres."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann




"Los sabios, dicen, viviendo sin pasiones, viven sin impaciencia, y como lo ven todo con la misma mirada, encuentran en su quietud la paz y la dignidad de la vida. Pero grandes obstáculos a menudo se oponen a esa tranquila indiferencia. Para recibir el presente tal como se ofrece, y despreciar lo mismo los temores que la esperanza del porvenir, no hay más que un medio seguro, fácil y sencillo: alejar de la mente la idea de ese porvenir, cuyo pensamiento agita siempre, ya que siempre es incierto. Para no tener temores ni deseos, es preciso abandonar todo a los acontecimientos como a una especie de fatalidad, y gozar o sufrir apaciblemente el instante actual, aunque el siguiente hubiese de traer consigo la muerte. Un alma firme, habituada a consideraciones elevadas, puede llegar a la indiferencia del sabio respecto a lo que los hombres inquietos o prevenidos llaman desgracias y bienes; pero, cuando es preciso pensar en ese porvenir, ¿cómo no inquietarse? Si es preciso disponerlo, ¿cómo olvidarlo? Si es preciso arreglar, proyectar, conducir, ¿cómo no tener preocupaciones? Se deben prever los incidentes, los obstáculos, los éxitos; y preverlos es temerlos o desearlos. Para hacer, hay que querer; y la voluntad es una dependencia. El mayor mal es verse obligado a obrar libremente. El esclavo tiene muchas más facilidades para ser realmente libre. Sólo tiene deberes personales; va conducido por la ley de su Naturaleza, que es la ley natural al hombre, y es sencilla. Se halla sometido también a su dueño; pero esta ley es clara. Epicteto fue más feliz que Marco Aurelio. El esclavo está exento de solicitudes, estas sólo existen para el hombre libre; el esclavo no se ve obligado sin cesar a tratar de ponerse de acuerdo con el curso de las cosas: concordancia siempre incierta e inquietante, perpetua dificultad de la vida del hombre que quiere razonar su vida. Ciertamente, es una necesidad, es un deber, pensar en el porvenir, preocuparse de él, hasta poner en él sus afectos, cuando se es responsable del destino de los demás. La indiferencia, entonces, no es permitida; ¿y cuál es el hombre, aun aislado en apariencia, que no pueda servir para algo, y que, por tanto, no deba buscar los medios de ser útil? ¿Quién puede decir que su apatía no acarreará otros males que los suyos propios?
El sabio de Epicuro no debe tener mujer ni hijos; pero esto no basta todavía. En cuanto algún interés ajeno depende de nuestra prudencia, preocupaciones pequeñas e inquietantes alteran nuestra paz, inquietan nuestra alma, y con frecuencia hasta apagan nuestro genio. ¿Qué le sucederá a aquel a quien tantas trabas oprimen, y que parece haber nacido para vivir en la irritación? Luchará penosamente entre esas preocupaciones, a las cuales se entrega a pesar suyo, y el desdén que se las hace ajenas. No estará ni por encima de los acontecimientos, porque no debe estarlo, ni en disposición de aprovecharlos. Será variable en la sabiduría, e impaciente o torpe en los negocios; no hará nada bueno, pues no podrá hacer nada conforme a su Naturaleza. No se debe ser padre ni esposo si se quiere vivir independiente, y quizás sería también preciso no tener amigos; pero encontrarse así, solo, es vivir tristemente, vivir inútil. Un hombre que regula el destino público, que medita y hace grandes cosas, puede no tener afecto a ningún individuo en particular; los pueblos son sus amigos y, bienhechor de los hombres, puede dispensarse de serlo de un hombre."

Etienne Pivert de Senancour
Obermann



"Me sentía demasiado preocupado de mi situación, de mis esperanzas tan vagas, del porvenir inseguro, del presente ya inútil y del intolerable vacío que hallo en todas partes."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Mi situación es agradable y, sin embargo, mi vida es triste. Estoy aquí inmejorablemente: libre, tranquilo, sano, sin quehaceres, indiferente al porvenir, del que nada espero, y perdiendo sin pena un pasado que no he gozado. Pero hay en mí una inquietud que no me abandonará; una necesidad que no conozco, que me gobierna, que me absorbe, que me arrastra más allá de los seres perecederos… Se engaña usted como yo me había engañado; no es la necesidad de amar. Hay una distancia muy grande del vacío de mi corazón al amor que tanto he deseado; pero hay un infinito de lo que soy a lo que necesito ser. El amor es inmenso, pero no es infinito. (…) Quiero un sueño, una esperanza, en fin, que esté siempre ante mí, más allá de mí, más grande que mi esperanza misma, más grande que los acontecimientos."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Mucho desearía no quitar nada de la cabeza de aquellos que la tienen ya lo bastante vacía para decir: “si no hubiese infierno, no valdría la pena ser hombre honrado”."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"¿No es acaso para mí un apaciguamiento el encontrar fuera de mí, bajo el cielo ardiente, otras dificultades y otros excesos que los de mi corazón?"

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Nuestras miserias provienen sobre todo de nuestro cambio de lugar en el orden de las cosas."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Pero si la misma tranquilidad fatiga, ¿qué esperar entonces?"

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



“¿Se da usted cuenta del placer que experimento cuando mi pie se hunde en una arena movediza y ardiente, cuando avanzo trabajosamente, y no hay agua, ni frescura, ni sombra? Veo un espacio inculto y mudo, rocas ruinosas, despojadas, quebrantadas, y las fuerzas de la Naturaleza sometidas a la fuerza del tiempo.”

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


“Separado de todos los lugares por esta atmósfera de agua y por este ruido inmenso, veía todos los lugares ante mí y no me ve veía en ninguno. Inmóvil, sentíame conmovido, no obstante, por un movimiento extraordinario. En seguridad, en medio de las ruinas amenazadoras, me sentía como sumergido por las aguas y viviendo en el abismo. Había abandonado la tierra, y consideraba mi vida ridícula […]”

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Si el dinero es la mayoría de las cosas , no adorarlo sería decir que no apreciamos nada."

Étienne Pivert de Senancour


"Si es imprescindible que el hombre elija al azar un amigo, es preferible que lo escoja en la especie de los perros que en la de los hombres."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Si se encuentra más paz y buen humor en las cabañas que en los palacios es porque la independencia económica es más rara en los palacios que en las cabañas."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"Siento las tormentas de la juventud sin sentir sus consuelos."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Solo el paseo que se da sin fin determinado es el que proporciona verdadero placer, cuando se anda por andar y sin buscar nada."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"Sólo está uno bien cuando obedece a su naturaleza."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Todo sistema general sobre la naturaleza de los seres y las leyes del mundo no es nunca otra cosa que una idea al azar. Es posible que algunos hombres hayan creído en sus sueños o hayan querido hacer creer a los demás; pero es un charlatanismo ridículo o un prodigio de terquedad."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann


"Vosotros no veis que ese estado de cosas (…) que llamáis el edificio social, no es sino un amasijo de miserias disfrazadas y de errores ilusorios."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann



"¿Y si yo le dijese que no hay más cristianos que los malos, puesto que sólo ellos necesitan quimeras para no robar, asesinar y traicionar? Ciertos cristianos, cuyo humor devoto y cuya creencia burlesca han desequilibrado el corazón y el espíritu, se encuentran siempre entre el deseo del crimen y el temor al diablo. Según el método vulgar de juzgar a los demás por sí mismo, se alarman en cuanto ven a un hombre que no se persigna: “no es de los nuestros, está contra nosotros; no teme lo que nosotros tememos, luego no teme nada, luego es capaz de todo; si no tiene las manos juntas es porque las esconde; seguramente tiene un estilete en la una y un veneno en la otra”."

Étienne Pivert de Senancour
Obermann

No hay comentarios: