Alfonsina

Rebelde y marinera golondrina,
voz que vibra del orbe en los senderos,
reclamaste del mar los pebeteros
en tu hora callada y vespertina.

Sus hondas el azul arremolina
cargada de presagios agoreros
y un alud de corales y luceros
tu paso por las aguas ilumina.

Rígido el cuerpo, la mirada en vía,
libre tornaste al despertar la aurora
y te lloró, poeta, el universo.

Quisiera preguntarte, soñadora,
qué pétalo de sal guardó aquel día
el eterno secreto de tu verso.

Herminia D. Ibaceta


¡Despierta libertad!

Promesa de libertad,
deuda que jamás se salda,
colgadas llevo a la espalda
tu tardanza y mi ansiedad.
Sombra que en la oscuridad
izas velas y te alejas,
a la deriva, mis quejas
hundes en ciegas mareas
y victoriosa recreas
el dominio de las rejas.

*

El tiempo muerde las horas…
En su ajeno decursar
se pierden en el andar
las noches y las auroras.
Sol que generoso doras
de otras playas las arenas,
en los ríos de mis venas
se quebraron tus reflejos
y en enlutados espejos
marchitan mis azucenas.

*

Tengo las arcas vacías
de tu pan y de tu vino
y vacío está el camino
de estrellas y de utopías.
¿Por qué osada desafías
mi suerte de hambre y de sed?
¿Por qué en intrincada red
de olvidos  me has enterrado
y como el Cristo, clavado,
me desangro en la pared?

*

Despiértate, libertad,
salta del sueño, navega,
ante mis costas despliega
el rostro de la equidad.
Te espero en la soledad
vistiendo de sol y brisa
sobre esta roca mambisa
tallada a golpes de fuego.
¡Concédeme, al fin, el riego
vertical de tu sonrisa!

Herminia D. Ibaceta


Muerte

Llegarás a los planos de lo inerte
polvo sin luz, materia consumada.
En las alas informes de la nada
volarás las llanuras de la muerte.

Riquezas ni poder han de valerte.
Al umbral de la última morada
desnudo llegarás, arca sellada
los dones que una vez te dio la suerte.

Coro de bronce cantará tu duelo,
lecho y almohada te dará la tierra.
Las tinieblas espacio para el vuelo.

Y un último tributo pondrá el hombre
sobre la piedra que tu cuerpo encierra.
En indelebles trazos, fecha y nombre.

Herminia D. Ibaceta



Todo el mundo calla…

Todo el mundo escucha, todo el mundo sabe,
todo el mundo acepta, todo el mundo calla…
Y yo me consumo, ceniza en la brasa,
cada vez más isla, cada vez más triste, cada vez más alba.
El tiempo me cruza sordo,
y se me escapa en dedos salobres y sangre en resaca.
El astro se oculta,
rebeldes los sueños escapan
dejándome seca la flor en la entraña.
Todo el mundo sabe, todo el mundo calla…
El odio retoña, los yugos entallan silencios al labio,
distancias al alma.
Mi vuelo agoniza…
en rudos embates se quiebran mis alas,
y siento crecerme la desesperanza
cada vez más honda, cada vez más cruda, cada vez más larga.
Todo el mundo sabe, todo el mundo calla…
Giran en redondo las tierras hermanas,
para defenderme ni una voz se alza,
se han quedado mudas todas las gargantas.
Son muchos inviernos…
Ya no queda espacio para la ignorancia.
Todo el mundo escucha, todo el mundo sabe,
todo el mundo acepta, todo el mundo calla…
Y yo sigo ardiendo, ceniza en la fragua,
cada vez más sola, cada vez más lejos, cada vez más Patria.
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Herminia D. Ibaceta








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