Amo

Amo en las tardes de oro, cuando cruzo 
no importa qué sendero, 
escuchar el plañir de unas campanas 
místicas, a lo lejos.

Julio J. Casal?


Árbol

Árbol, yo ya sabia que eras hermano mío.
Hacia los cielos vamos en claro florecer...
Y tus ramas audaces, hallaron el rocío
en el cristal y el ámbar, luz de mi amanecer...
¡Árbol, yo ya sabia que eras hermano mío!

En ti hay, a momentos, más pájaros que hojas
y eres en primavera mágico surtidor.
Y en mí, ¡qué profusión de rosas, blancas, rojas,
y qué acento en mi lírico manantial interior!

Los dos brindamos, árbol, savia joven y nueva.
Y por nosotros corre un idéntico río
de emoción, y sabemos en las nieves de prueba

aguardar libremente el calor de otro estío.
Hacia lo azul, el mismo impulso azul nos lleva...
Árbol, yo ya sabía que eras hermano mío.

Julio J. Casal


Disfraz


Más de lo que quisiera voy viviendo.

No seré nunca amado de los dioses.
Pasaron por mis ojos tan veloces,
que en lo alto de mi mar sigo sufriendo.
Desde mi soledad voy aprendiendo
que tal vez al vivir, me nacen goces
de muerte y disfrazada en luz de voces,
me van mentidas sombras sosteniendo.
Me palpo y esta carne no es la mía.
-Acaso es noche lo que ayer fue día-,
brillando en apariencia y es sin suerte
arder y no quemar, vivir en río
sin agua, ser de fuego y sentir frío
y en un disfraz de vida, ir con mi muerte

Julio J. Casal



Máscaras

No hay un pintor que sin defecto encuadre
la vida y nos la muestre, porque toda
paleta de otros siglos, o a la moda,
no sirve... ¿Ha de llegar la noble madre
de cuyo parto brotará la ciencia
que ha de entregarnos lo que nadie pudo,
de cascabeles y antifaz desnudo,
el payaso genial de la existencia?
¿Pero conviene que algún ser descorra
la mentira, mostrando lo que existe,
en el fondo, tal vez de justo, para
herirnos? La verdad lo bello borra,
y el carnaval humano sería triste
sin el encanto de la doble cara.

Julio J. Casal



"No hay más realidad que el espíritu ni otra patria que la vida."

Julio J. Casal


Tierna palabra

Tierna palabra de olvidado día
llegas a mí por nubes de entresueño,
y me vuelvo a sentir, dulce y pequeño,
abriendo con tu llave, el alma mía.

Ves como asciende por la tarde fría,
convertido en paloma, el turbio ceño
que en mi frente, al partir, me dejó el sueño
y palomas van en romería.

Tornas palabra a darme la dulzura
de mi madre; en la plácida tutela
la noche me era larga. Vienes

a convertir mi llanto en agua pura.
Hoy otra vez estás conmigo y vuela
tu mano entre el otoño de mis sienes.

Julio J. Casal








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