Amor

Amor en cuya entraña
Se detiene mi savia,
Amor en la certeza
De mi deslumbramiento.

¿Eres la primavera
Con flores y rumores?
¿Eres muerte gozosa
Con palmas y arroyuelos?
Amor en la intangible
Altivez del delirio,
Amor con desespero
Arrasador y límpido.

Jean Aristeguieta


CANTO LIBRE

Alma pura te necesito porque sí
Pues ya mi corazón es un vértigo
Cedo al impulso del frenesí caigo en el vacío
Alma de mi alma apasionada clamo por ti
Oye este mi ruego con desespero con alas
Llamándote con los nombres más errantes
Esperando por tu aroma-secreto esperando
Todo me es indiferente me rindo a la melancolía
Alma pura distinta alma de rosa enamorada
Tuya es esta muerte mía esta muerte
Tómame como soy ardiente desolada visionaria
Escúchame alma con esperanza escúchame
Por la lealtad por la belleza torrencial
Es sed de tu infinito sed de amor maravillado
Lo que siento es temblor alucinado por la fe
Alma para quien ilumino estas estrofas
Brotadas del fondo de mi ser tumultuoso
Ven y levántame con tu claridad
Fatigada está mi sangre fatigada está
La dulzura se incendia en mis brazos
Y luego resucita resucita gracias a ti
Alma alma mía recibe mi voz incontenible.

Jean Aristeguieta



CIUDAD BOLIVAR

1

No LA VOZ SOMETIDA a rumbos limitados
no la entrega directa que jamás se rebela
sino sombra fluvial que pasa estremecida
con el recuerdo intenso que se inserta al silencio.

Capiteles de hojas silvestres fugitivas
inauguran un tiempo de ternura grabada
en lajas milenarias que parecen fantasmas
en seres con presagios de oscuras facultades.

Y entre nubes rojizas las tardes guayanesas
mirando al Orinoco en su jardín sonoro
y allí ver detenida en autobiografía
la sangre sus detalles sus veloces abismos.

2

¿Qué resta de aquel ámbito de infancia reflejada
de aquella adolescencia cercenada de sueños?
¿Qué afluencia interroga en desvelo azorado
la evocación primaria de la tierra distante?

Hacia el sur marca el signo hacia el sur de la patria
allí existe un país con un río como un mar
que a veces es plomizo como llanto dormido
otras veces es claro como lirio del alba.

Hacia el sur divagando cruzando las fronteras
crece un perfil inserto en su propio tesoro
es Guayana limada por aguas por amiantos
por la selva sin fondo por la mina que alumbra.

3

De arcanas posesiones emerge el Orinoco
arrastrando caudales hacia la soledad
y riachuelos le entregan a su visión terrible
la violencia serena de sus lenguas de plata.

Amalivaca espejo de toninas de ébano
Amalivaca seno donde el naufragio acecha
Amalivaca rostro que desafía el chubasco
Amalivaca escudo de sapoaras fulgentes.

Y después las tortugas en las playas dormidas
las crecientes que arrastran los árboles las casas
los ganados los nidos las maderas oscuras
Orinoco embrujado en el trópico errante.

4

Pero sigue el recuerdo ante el río de ríos
Orinoco que guarda a la antigua Angostura
con sus cantos perdidos de aborigen belleza
con sus flechas de autóctonas procedencias vencidas.

Queda Ciudad Bolívar como heredad anclada
en lenta maravilla de remos y guaruras
posición guarnecida por el agua incesante
como flota de magia como roca en el tiempo.

Ciudad del Orinoco qué encanto torrencial
conjurando a los vientos petroglifos y aromas
ciudad con una alianza de silencio de paz
cristal del Orinoco en imagen terrestre.

5

¿Cómo cifrar la luz de aquel paisaje
comarca transparente en sus mereyes
dorada en sus guayabas y hontanares
cómo exaltar la llave del prodigio?

Zona de los relámpagos terribles
paraíso de arenas y crepúsculos
hondón de morichales y diamelas
en densidad de asombro de nostalgia.

Allí enterradas yacen mis únicas hermanas
allí entre hierbas frías descansan insondables
confín donde la muerte me figuró el poema
comarca del silencio perfil de la elegía

6

Sus emblemas semejan episodios de nubes
su polvo es transparente como el oro cochano
Ciudad Bolívar feudo del trópico hechizado
en prodigio del agua más dulce de este mundo.

Región como de fábula como de asentimiento
reino de la botánica de un codiciado edén
orgía de mariposas de orquídeas de resinas
ciudad de malabares cavidad del delirio.

(A Mercedes Bermúdez de Belloso)

Jean Aristeguieta



Fábula deste abril

Y mis gemidos
se pierden en la noche silenciosa
que los recoge y a la mar los cuenta

Safo

Taciturna belleza,
Espíritu lejano,
Indefensa ternura;
Deseo de un deseo,
Azul de soledades.

Dame la mano,
Amor.
Un suspiro insondable
Atraviesa la sombra
De mi celeste sombra.

Te llamo tiernamente:
Misterio, dulce niebla;
¿Vendrás a darme olvido,
Noltalgia delicada?
Oh silencio de flor.

Angeles amarillos
Custodian esta llama;
Ay, qué amorosa queja
Rodea mi corazón;
¿Vendrás a libertarlo?

Jean Aristeguieta


Ideal

Incendiar
las palabras falsas.

Terminar
con las promesas inútiles.

Romper
las sonrisas vacías.

Mirar el viento.
Ser como los pájaros.

Identificarse con los caminos.
Amar los insectos de oro.

Yo quiero eso,
nada más.

Jean Aristeguieta


PAÍS DE LAS MARIPOSAS

6

Tendría catorce años la que escribe
y residía en una ciudad
construida entre colinas arenales
plantas maravillosas
colecciones de agua
comenzando por el Orinoco.
En esa edad se hizo solidaria
conservadora o quién sabe qué
revistiendo su habitación de adolescente
con la mayor festividad de mariposas.

Se acuerda que unos niños le ofrecían
en bandejas de arcilla
azules índigos
anaranjados sonámbulos
negros como las cabelleras de las Moiras
dorados de los álamos de otoño
Cuánta abundancia
de sonámbula claridad
cuánta invisible plenitud.

Ella lograba salvar
a mariposas violeta
a talismanes mariposas matizadas en ocre.

Era un país distante
con una flauta ignota alegrando su corazón
y el árbol de fuego
como visitante de la fantasía.

7

Ahora reposa en un plato ibérico
la rosa indefensa de una mariposa
puede surtirla como una elegía
pero es mejor la vida
cómo fue cómo fue cómo fue
Volaría entre las cayenas
y alrededor de las adelfas
en dualismo con pájaros
minúsculos duendes de un rojo tornasol.

Jean Aristeguieta


Para el amor

Las manos tocan el perfil la trama
y la carne se vuelve paraíso
los ojos buscan la armoniosa frente
y tiembla el corazón su asentimiento

El pulso agita su querer su fuego
y el deseo agiganta la tormenta
la boca se estremece (fuente y vida)

y el amor queda vencedoramente.

Jean Aristeguieta



"¿Quién soy, de dónde provengo
y por qué me seduce la fiebre estética
con sus aventuras e interrogaciones?"

Jean Aristeguieta













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