Anda con Dios

Tú no me debes nada. Yo te debo,
el milagro de haberte conocido,
cada caricia que enredé en tu pelo
y cada beso al que le diste un nido.
Te debo, amar con todos los sentidos,
mis mil maneras de decir te quiero,
y la infinita lluvia de luceros
que parecía recorrer el cielo
cuando veía amanecer contigo.

Te debo, el compartir en los ocasos
la dulce intimidad de tu regazo
para que hiciera realidad mis sueños,
y la infantil urgencia de ser bueno
que me embargaba al reposar la frente
en el tibio remanso de tu seno.

Tú no me debes nada. Yo te debo,
la piel entrelazada, los rostros que se juntan,
las promesas de amor en la penumbra,
y los besos que queman como brasas
pero no quieren terminarse nunca.

Por eso, en el umbral de tu partida,
no digas, por favor, que algo me debes,
tú me lo has dado todo siendo mía
y así como te amé cuando me amabas,
ahora que te vas y que te pierdo,
voy a seguir amando tu recuerdo.
Anda con Dios. Tú no me debes nada.

Gonzalo Luis Torres Hernández


Angelus Domini

Es la hora del Angelus. A lo lejos, el lerdo
eco de las campanas llama desde el olvido,
y como una bandada de pájaros heridos
en la penumbra baten sus alas los recuerdos.

La noche va cayendo, leve como un encaje,
y en el salón que empieza a dormitar a oscuras
una sombra se arrastra buscando una hendidura
y un rumor se desdobla trepando un cortinaje

En mi memoria, el Angelus será siempre la hora
del rosario pretérito con las tías abuelas
y el crepúsculo lleno de campanas que loran,

y tal vez algún día el destino me guarde
que mi vida se apague cual se apaga una vela
con el último rezo de las seis de la tarde.

Gonzalo Luis Torres Hernández


El Licor de la Patria

Día de la Independencia.
La Lima de los Virreyes,
la tres veces coronada
noble y cortesana Villa,
deja rosario y mantilla
y se hace republicana.

Revive el pueblo este día
el legado soberano
de su gesta libertaria,
y al sonar de las bombardas
la ciudad de Lima entera
se llena de vivanderas,
de discursos y jaranas,
y repique de campanas
y desfile de banderas.

En un antiguo zaguán
de San Lázaro, en el Rímac,
al pie de vetusta reja
un cantor le canta a Lima
valses de la guardia vieja,
tímidamente un vecino
bate las palmas al son,
y buscando una razón
para sumarse a la lista,
llegan de Cuartel Primero
un moreno cajonero
y un mulato decimista.

Del barrio de Malambito,
aunque nadie fue invitado,
igual va llegando gente,
y al punto entre los presentes
empiezan con gran cuidado
a circular diligentes
las botellas de Acholado,
licor recio y de primera
que dicen conocedores
toma el aroma y color
que busca el agricultor
mezclando la uva pisquera

Y mientras se arma el festejo,
llega desde de Surco Viejo
un antiguo bodeguero
caballero ya maduro,
que según se sabe de él
hace el mejor Pisco Puro
de la criolla Moscatel.
Trae su tropa una Pipa
del generoso aguardiente
y al verla llegar la gente,
de contento grita y grita,
la guitarra toca y toca,
y el cantante canta y canta.
Porque para nuestra gente
sea de Italia o de Albilla
Mosto Verde o Torontel,
el pisco es una inyección
de alegría al corazón,
que fermenta con premura
igual que fermenta la uva
en las tinajas de arcilla.

Y sin saber quién lo trajo,
ni preguntar quién lo paga,
con criollo desparpajo
los de adentro y los de afuera
compiten por la bandera
de secar el aguardiente,
mientras un poco a escondidas,
al fondo del callejón,
donde están los que no cantan,
creyendo que nadie mira,
dizque para la garganta,
dos comadres se castigan
con copones de Quebranta

Según muchos aseguran,
afirman las Escrituras,
y pregonan los que saben,
Dios entregó al ser humano
los viñedos como encargo,
pero como Dios es Cristo
y de peruano tiene algo,
por razones de conciencia,
obviando a otros mortales,
solo les dio a los locales
el secreto de hacer pisco

Bebida que no es tan solo
herencia de navegantes,
ni única depositaria
de las cepas y sarmientos
que trajo de Las Canarias
el Marqués de Caravantes;
ni solo es la Ica bella
con su aroma a fruta y flores,
ni solo la Tacna hermosa,
ni solo el Cordón y Rosa,
sello de bebida fina,
que sube y se arremolina
al girar en la botella.

Porque el Pisco es también hijo
de sencillos jornaleros
que podaron los viñedos,
y cuidaron los sembríos,
y es también el buen amigo
que al terminar la faena
alivia al que tiene pena
y acompaña al que esta solo.

Por eso, salud!  Señores!
Por el Perú generoso.
Su pasado y su futuro.
Y por ese Pisco Puro
al que no hay quien no venere.
Pisco  noble y cristalino
que causa envidia al vecino,
y que todo el mundo quiere,
pero solo el Perú tiene.

Salud ! Por el pescador
que sale de madrugada,
y el bohemio y el doctor,
y el maestro y el obrero.
Salud !, señores, y palmas!
por el Pisco de esta tierra
bendecida y sacrosanta
y que si en algún momento
se nos seca la garganta,
sale de la uva quebranta
para alegrarnos el alma.

Gonzalo Luis Torres Hernández


Elecciones

El indio es viejo y cetrino,
el doctor de piel rosada,
el indio no calza nada,
el doctor borceguí fino.
Uno va por el camino
del político venal,
el otro, raza fatal,
destrozada a desengaños
tiene cuatrocientos años
de engaños. Y siempre igual.

...Campesino, si yo influyo
con mi voz en el Congreso,
el país tendrá progreso
y este suelo será tuyo.
Recuperarás tu orgullo,
los ricos te escucharán
y conmigo llegarán
la justicia y el derecho,
Te lo juro, tendrás techo,
tendrás tierra, tendrás pan.

Rumia el indio su amargura,
su dolor, su desaliento,
y, en la puna, al par que el viento
estremece su figura.
...Mi partido te asegura
mejorar tu situación.
Tendrás ropa, educación,
el mundo estará en tus manos,
viviremos como hermanos.
¡Como hermanos! Sí, patrón...

El indio es viejo y huraño,
el doctor culto y pudiente,
el indio baja la frente,
el doctor sueña un escaño.
Y mientras sigue el rebaño
de políticos su viaje,
igual que en el coloniaje,
miserable y explotado,
vuelve el indio con su atado
a enterrarse en el paisaje.

Gonzalo Luis Torres Hernández


Machu Picchu

Como un nido de piedra, Machu Picchu levanta
su perfil entre crestas de riscos majestuosos.
Tuvo el imperio inca, allí, firme la planta,
altiva la cabeza y el brazo poderoso.

No fue frágil la raza que supo llevar su ansia
hasta la enhiesta cumbre, desde lo más profundo.
Machu Picchu parece, hundido en la distancia,
una inmensa atalaya para observar al mundo.

Sus geométricos muros hablan de muchas cosas,
de sudores intensos, de guerras portentosas,
de cansancio, de gloria, de vehemencia y desvelo,
y cuando por poniente el sol se desvanece,
su construcción eterna al viajero parece
un cáliz de granito llenándose de cielo.

Gonzalo Luis Torres Hernández


Resignación

Ámame, cortesana de la mirada triste
que he dejado vacío el lecho del que vengo,
paliarás en mi bolsa la ilusión que perdiste
y aliviarán tus brazos la soledad que tengo.

Ámame, que me embriague tu fingida inocencia,
que me aturda la efímera locura que me ofreces,
yo olvidaré las penas que me dejó su ausencia
bebiendo tu veneno cada vez que me beses.

Qué más da que tu pelo no sea como el de ella
que no tengas sus ojos ni puedas ser tan bella,
o que a tu lado todo resulte pasajero,

juntos nos burlaremos de nuestras cicatrices,
nos imaginaremos ser menos infelices,
y me amarás fielmente, mientras tenga dinero.

Gonzalo Luis Torres Hernández










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