Asunto de ojos bajos

La cosa es
asunto de ojos bajos
borrón y cuenta nueva
aunque todos sepamos
dónde molesta el hueso.
Es cuestión de memoria
¿pero entonces por qué
la letra a media tinta?
Mujeres machacadas entre piernas convulsas
¡Silencio!
Niños de tripas flacas y de flacos calzones
despojados del suelo
de la madre
de la camisa
del cenit
¡Silencio!
siempre los maitines de azufre
la orquesta aderezada para el baile.
Como una boca llena de palabras no dichas
o un pozo que no altera
ni siquiera
este discurso a medias
¡Silencio!

Gloria Cepeda Vargas


Fugaz

¡Cómo se va la vida!
Su madeja
se desenreda demasiado pronto.
Una figura
de acero más delgado que el recuerdo
huye hacia los abismos de la nada.
Hoy estamos aquí
vibramos indefensos
y creemos que somos
los dueños de la luz.
De pronto empieza a hundirse
en la noche de humo
este rostro nacido
para esperar
y desaparecer.

Gloria Cepeda Vargas


La Colombia que yo quiero

La Colombia que yo quiero
de la cabeza al talón
la que me quita el sombrero
y me abrocha el cinturón
no es esta niña vestida
de terciopelo y olán
ni esta dama desteñida
ni este torcido galán.
La patria que me desvela
lejos vuela.

Me duelen los moretones
rojos de fin de semana
el hambre de los rincones
la desnudez de la cama.
Me abre huecos en el cielo
la mujer en entredicho
la que es flor de desconsuelo
la que es pasto de capricho.
La mujer sin esperanza
que no avanza.

Patria rica para el rico
serena para el sereno
patria con alas y pico
según el tiempo del trueno.
Colombia de mis dolores
de mi ceniza y mi fuego
de mi abrazo y mis sudores
de mi adiós y mi hasta luego.
De responsos y guitarras
sin amarras.

Adiós negrita desnuda
boga de la Magdalena
adiós chachajo de ruda
y ensortijada melena
adiós, adiós. El retrato
de marimba y alabaos
de cununo y vallenato
de iglesias y de mercados
se va borrando en la sombra
carnicera que te apaña
en el eco que te nombra
en la niebla que te engaña.

Como a mi madre, te siento
como a mi almohada, te abrazo
duerme mi primer momento
en la nuez de tu regazo.
Colombiecita trizada
Colombieja, Colombina,
viajera desorbitada
en el envés de mi espina.

En la caja de mi mente
zumba
como un eco recurrente
tumba
como un amor insurgente
zumba

tumba.



Gloria Cepeda Vargas


Llueve

La tarde se deshace
en hilos dulces
nacen tambores como cocos de agua
y mueren convertidos
en una flor de humo.
Llueve gris
como en ciernes
llueve
como en un tango machacado
en los alambres llenos de pájaros antiguos
en los vociferantes muñecos de la infancia.
Son árboles sin sombra
en el oído
como si fueran viejos amigos encantados
que vuelven del destino.

Gloria Cepeda Vargas


Melancolía

Esta melancolía
que gotea
en el viento apacible de un noviembre
desteñido en el alma de las cosas perdidas...
Este organillo
de los abandonados balcones de la tarde...
gallos de la lejana madrugada,
barcos anochecidos en el mar...
Esta melancolía
de la frente
y el sueño
que me vierte en azul
y me desgaja
como un árbol al viento
esta luz de violeta
que no acierto a prender
en la solapa.

 Gloria Cepeda Vargas


No sé

¿Quién soy, de dónde provengo
y por qué me seduce la fiebre estética
con sus aventuras e interrogaciones?
Jean Aristeguieta

No preguntes ahora
corazón que navegas
bajo esta piel quizá
cansada de asomarse al mismo río.
Tampoco sé de dónde
llega el rumor que gira
como si fuera viento
de días sumergidos.
No sé de dónde vengo
sólo que reconozco
el imán de los astros
Sólo que escucho viejas letanías
y recorro incorpórea
una aldea que calla para siempre.
No me preguntes lo que tú tal vez
sabes mejor que yo.
Tu vela no conoce
la voraz amapola de la sangre
tus caballos indómitos
se pierden a lo lejos
con la luna en el anca.
Todo lo vives. El conocimiento
de la vasija cósmica
se te entregó en santuarios olvidados.
A tu lado soy eco
deslucida sonámbula
arena que llegó
a integrarse a estas playas
y que ahora transita
cada día más lejos de la muerte
más cerca de la vida.

Gloria Cepeda Vargas
En Cantos de agua y viento. 1995



Soledad

Clarea sobre el monte
una luz de tomillo
es polvo y algodón
la piel sedienta.
Porque bajo el silencio
mi soledad vigila
ya soltó sus amarras
gira
en círculos de seda
es la mía
la terrible y sonora
la mía
mi soledad de largos corredores
y frente de ceniza.

Gloria Cepeda Vargas











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