Secreto con la niña

Cuando me asaltas
al descuido la cabeza
y te quedas con ella
como si fuese un juguete,
cuando me despeinas los sueños
y te vuelves abeja en mi oído,
entonces regreso a ser
tu compañero de juego inseparable
y, con rostro
del mes en que habitamos,
le hacemos muecas a diciembre
porque, para nosotros,
¡cualquier día es Navidad!

Horacio Mendoza

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