Clavo de olor

Ardor de sal en los ojos
Clavo de olor en la lengua
Picante sabor, picante,
A la espera de tu lengua
Y carbonilla en las manos
borroneándote un poema.

Color de miel en los ojos
Y el pelo como de arena
Y de los labios al pubis
Estertores de condena
Como mujer cercenada
De senos y de entrepierna.

Círculos de doble vuelta
Atan al cuerpo mis brazos
Tu imagen en mi cabeza
-Insignia de mi deseo-
Ronda entre azúcar y zumos
Clavo de olor y canela.

Tensión de sueño en los ojos
-de ese sueño que no llega-
la noche tiene tus años
mis años mueren de pena
y se queman mis pestañas
en la hoguera de tu ausencia

Fanny Garbini Téllez


De niebla y derrota

Cerró la noche, noche de sábado eterno.
Cubriendo los crisoles de las lunas inhóspitas
apresuradamente van los pasos cruzando los niveles
sin barreras ni faroles de alerta,
retorno a la desesperanza irregulable.
Sin sentido, la noche se desplaza
persiguiendo un derrotero inalcanzable 
tras los bancos de niebla y de derrota.
No sé si este rugido de impotencia
rasgará el blanco velo de la aurora
o callará en el fondo de la tierra
ahogado en una muerte redentora.

Fanny Garbini Téllez



De qué se trata

De todas las cosas de la vida
que no comprendí.
Por ejemplo, cómo poner las cosas grandes
dentro de las pequeñas cosas.
De porqué ante la muerte
seguir viviendo es la mejor venganza.
Del avance y retroceso de los deseos.
De por qué los árboles inclinados por el peso
de los años, por los locos vientos del norte,
no son derribados por el primer huracán.
No comprendí por qué las losas de las tumbas
se ladean. Y aún no lo entiendo.
No comprendí (y no comprendo)
el blanco dolor de la muerte
ni por qué la soledad es gris.
El por qué de los equinoccios y los solsticios
ni esa cosa tan rara de la carga magnética
en los cuerpos. Ni para qué sirve.
No comprendí el desamor. Ni la impiedad.
Ni los curvados alambres que crucifican
la fantasía.
Ni el deterioro de este cascarón llamado cuerpo
mientras la mente sigue siendo brillante.
Ni por qué se juntan las sombras
para tapar ausencias.
No comprendí por qué hay ángeles de mármol
y pensamientos calientes
ni por qué escondemos
esa tremenda necesidad de ser amados.
No comprendí la altivez ni por qué
muchas veces el alma queda a la intemperie
ni por qué se guardan las palabras
en bolsas transparentes.
Ni por qué Dios es invisible y sin embargo,
se puede escuchar; ni por qué siempre quise
volar sobre las montañas, como el halcón.
Y por último, no comprendí ni comprenderé
jamás, porqué no me amas.
De eso se trata.

Fanny Garbini Téllez


Vuelves a mí como la luna...

Vuelves a mí como la luna de noviembre.
Diamante en el color de naranja inmadura,
inmerso en un azul de noche sin distancia.

Vuelves aleteando recuerdos, cenizas sepultadas
en la profundidad de los volcanes. Poemario
sofocado entre rabias y penas y cansancio.

Regresas entre líricos versos sin destino,
con el aliento triste y resignado
del que se sabe preso de otro aliento
imprudente, prohibido, sin reclamos.

Yo me sé pasajera de tu barco sin rumbo.
Tú te sabes huracán de mi calma y mi noche.

Te miraré en la luna, lima limón, inmadura naranja.
Recoge tú la espuma de las olas nocturnas
que hecha espuma, me esconderé en tus manos.

Fanny Garbini Téllez












No hay comentarios: