"El éter tiene sus ciudadanos y los astros son las ciudades del cielo y la morada de los dioses. Allá arriba, los reyes y los pueblos; y es allí donde habitan los verdaderos pueblos, los verdaderos reyes;; allí moran todas las cosas verdaderas. Aquí abajo, por el contrario, viven solo las sombras de las cosas (umbra simulacraque rerum) y los vanos simulacros que el tiempo destruye, corrompe y disuelve, y la muerte por fin aniquila. Es en los cielos donde viven los bienaventurados, los inmortales y los sabios. Los infelices, los mortales y los insensatos habitan en la Tierra. Allí arriba vive la paz, la luz, la alegría suprema. La Tierra está trastornada por una guerra continua, está cubierta de tinieblas y la atribulan dolores de toda suerte."

Palingenio
Zodiacus vitae
Tomada del libro de Eugenio Garin El zodiaco de la vida, página 144-145


"La Naturaleza no es otra cosa que la ley impuesta por el omnipotente padre soberano de todas las cosas. Él la ha impuesto en el principio del mundo y debe durar, inviolada, hasta la consumación de los siglos. Dios ha puesto esta ley en la forma de las cosas de modo que, cuando la forma da el ser a las cosas, la forma sigue las órdenes de Dios sin poder separarse de su ley primordial. Las formas generan las cosas según eran en las formas primitivas, según las estableció quien plasmó dichas formas."

Marcello Palingenio Stellato
Zodiacus vitae
Tomada del libro de Eugenio Garin El zodiaco de la vida, página 143-144


"¿Qué virtud puede atribuirse al cielo? Ciertamente, toda la fuerza reside en los astros. Son ellos los que gobiernan toda la Tierra, son ellos quienes mudan el rostro de la Naturaleza. Son ellos los que forman las criaturas de la Tierra y rigen todas las cosas."

Palingenio
Zodiacus vitae
Tomada del libro de Eugenio Garin El zodiaco de la vida, página 143


“Quien tarde aprender sabe inútilmente.”

Palingenio











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