Soneto de Doña Isabel de Castro y Andrade y Don Alonso de Arcilla

Araucana naçaõmais venturosa,
mais que quantasog’ha de gloria dina,
pois na prosperidade e na ruina
sempreenvejadaestais, nunca envejosa.
Si enresta, oh!illustreAfonso, a temerosa
lança, se arranca a espada, que fulmina,
creyo que julgareis que determina
s’o conquistar a terrabellicosa.
Faraa, mas naõtemaisessamaõforte,
que se vos tira a liberade e a vida,
ella vos pagará ben largamente.
Qu’a troco du’a breve, e honrada morte,
cõseu divino estillo, esclarecida

deixarávossa fama eternamente.

Isabel de Castro y Andrade


Competencia entre la rosa y el sol

Púrpura ostenta, disimula nieve,
entre malezas peregrina rosa,
que mil afectos suspendió frondosa,
que mil donaires ofendió por breve.

Madre de olores a quien ambas debe
lisonjas, no por prenda de la diosa,
mas porque a los aromas deliciosa
lo más sutil de los alientos bebe.

En prevenir al sol tomó licencia:
sintiólo él, que, desde un alto risco,
sol de las flores halla que le incita;

miróla al fin ardiente basilisco,
y, ofendido de tanta competencia,
fulminando veneno la marchita.

Isabel de Castro y Andrade








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