Lámpara encendida

Cansado de pensar y leer tanto
sin encontrar la ciencia de la vida,
me consuela una lámpara encendida
en mis noches de angustia: el Libro Santo.

En él palpita un milagroso encanto,
David y Salomón muestran su herida
de amores, yn San Juan es sacudida
su voz apocalíptica de espanto.

¡Oh Biblia de congojas y alegrías,
con Ruth ardiente, con San Pablo fuerte,
segura compañera de mis días!

Tan sellada a tu suerte está mi suerte
que aun te leerán mis cuencas frías
cuando apague mi lámpara la muerte.

Hermelo Arabena Williams



Tiempo de adagio

En este lento adagio de esperarte
encaneciendo voy, hora tras hora.
¡Oh suave melodía arrolladora
la de este largo sueño de aguardarte!

Fuera una cobardía el arrancarte,
dulce espina de fuego abrasadora,
que me incitas con llama cegadora
a vivir para sólo recordarte.

En la distancia el tiempo ya no es nada
y si renuevo cada día el canto,
es porque vuelves tú cada alborada.

Y así, muriendo vivo en mi quebranto
esta angustia de amor crucificada,
crucificada de esperar ya tanto.

Hermelo Arabena Williams











No hay comentarios: