Mi pequeño poema

Para poder cantarle a tu grandeza
mi pequeño poema se agiganta;
para quemar incienso a tu belleza
mi pequeño poema vibra y canta;
para soñar las cosas más extrañas
en que abundan tus risas y tus besos,
sabe tejer, mi verso, en las pestañas,
todo un mágico arrullo de embelesos.

Se hace ligero y grácil cual la brisa
al remedar el gong de tu alegría;
para cantar tu gris melancolía
copia del graznido de los búhos sabios;
para decir, ufano, que aquel día
bebió el viento su roja algarabía
en la fresca amapola de tus labios
y se lanzó contento como un niño
a contarle a todos que eres mía;
para cantar todo eso este mi verso
copia el milagro de la tierra buena,
que hace brotar del lodo la azucena.
Para decir lo mucho que en ti pienso,
mi pequeño poema se hace inmenso.

Pero es pequeña esta palabra mía
ante la irradiación de mi contento
como la débil luz de una bujía
ante el sol que aparece de momento;
es mudo para hablar de la dulzura
con que mi vida se arropó a tu lado,
como el paso del viento en la llanura
o el pétalo que cae deshojado.

Es muy débil mi acento cuando quiero
marcar la intensidad de mi pasión,
como es débil la fuerza del dinero
para llenar de amor un corazón.
Por mucho que mi verso se agigante
para cantar tus gracias y mi amor,
por mucho que crezca en un instante
al empuje de su ansia y su calor,
mi pequeño poema es muy pequeño
para expresar lo que en mi vida eres:
la más dulce visión de un dulce sueño,
la más linda de todas las mujeres.

No podría el mejor de los cantares
expresar la emoción con que te adoro:
pues no puede el amor de los amores
caber en el cantar de los cantares.

Julio Molina Gálvez







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