Sucede alguna tarde

Sucede alguna tarde
que el reloj marca el tiempo de la sombra
sucede que los días van cayendo amarillos
anunciando un otoño.
Y las hojas se mueren y nos dejan desnudos
y las ramas nos duelen.
Sucede que la vida nos pide un inventario
y las arcas contienen sólo sueños marchitos.
¿De qué antiguas palmeras
los viejos calendarios me hablarán al olvido?
¿Qué palabras volaron, en qué vientos
y qué fuente sació la sed aquella
en aquél tiempo ido?
Nunca llevo la cuenta del guijarro pisado,
de la luna cantada
ni el andado camino.
No recuerdo qué hice de aquel día.
Se me fue de las manos como arena del río.

Hugo Mataloni

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