Sueños

Yo sueño con el reino de una justicia eterna,
yo sueño con el triunfo de ansiada libertad.
Y en el desierto triste de mi soñar quimérico
no cruzan sino sombras de hermosa irrealidad.

En mi alma tempestuosa palpitan mil visiones,
mostrándome un futuro de gloria y redención.
Y sueño con utópicas grandezas imposibles,
con patrias oprimidas en santa rebelión.

Con verbos indignados vibrando en las tribunas,
con rayos de tormentas de furia popular;
y tras un mar sangriento de heroicos sacrificios,
con la ciudad grandiosa de paz y bienestar.

Yo sueño con la aurora del hombre y de los pueblos,
aurora nunca vista que guarda el porvenir,
aurora apocalíptica que al son de sus trompetas
anuncia a todo el mundo de servidumbre el fin.

Yo sueño con el triunfo de un socialismo extraño,
que colme de ventura a los huérfanos sin pan.
Y el clamoreo rebelde que se alza de la Tierra
me habla de una próxima victoria sobre el mal.

Yo sueño con hercúleos fantásticos heroísmos,
con Marsellesas libres, con truenos de cañón.
Y sueño con apóstoles que crucen por el mundo
resucitando pueblos cubiertos de baldón.

Yo sueño con la patria soberbia del futuro,
el Paraguay gigante marchando hacia la luz,
entre la salva inmensa del mundo americano
alzado sobre sangre de déspotas en cruz.

En mi alma tempestuosa palpitan mil visiones,
mostrándome a lo lejos la ansiada libertad.
Y en el desierto triste de mi soñar quimérico
no cruzan sino sombras de hermosa irrealidad.

Gómes Freire Esteves








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